Un reciente estudio del Instituto Tecnológico de Karlsruhe (KIT) en Alemania ha revelado que la tecnología de la red WiFi no solo nos proporciona acceso a Internet, sino que también puede trazar un mapa preciso de nuestras actividades diarias. Los investigadores, liderados por Julian Todt, han descubierto que la última generación de WiFi, específicamente la que opera en la banda de 6 GHz, tiene una capacidad sin precedentes para reconocer las actividades humanas.
Los resultados de este estudio se presentarán en la Conferencia ACM sobre Seguridad Informática y de las Comunicaciones (CCS) que se celebrará en Taiwán, y el informe estará disponible a partir del 13 de octubre de 2023. Este avance no se limita a cualquier señal WiFi, ya que se centra en los estándares WiFi 6E y WiFi 7, que utilizan el espectro de 6 GHz. La longitud de onda más corta de esta banda permite una resolución espacial mucho más fina, lo que se traduce en una capacidad para discernir pequeños movimientos de nuestro cuerpo.
Implicaciones de la nueva tecnología WiFi
Friedemann Dressler, coautor del estudio, compara esta tecnología con un pincel de una sola cerda, destacando que puede captar detalles que antes se creían imposibles de detectar sin equipos especializados. A diferencia de los sistemas de radar tradicionales, que utilizan longitudes de onda más largas y tienen una resolución más baja, la señal de WiFi de 6 GHz puede iluminar los contornos y movimientos del cuerpo con una claridad sorprendente.
La tecnología opera analizando las perturbaciones en la señal WiFi provocadas por nuestros cuerpos al moverse. Cuando una persona se desplaza en el área de cobertura, su cuerpo refleja, difracta y atenúa la señal. Un receptor, que podría ser el mismo router o un dispositivo adicional, capta estas alteraciones y, utilizando algoritmos de inteligencia artificial, puede interpretar estos patrones de perturbación. Esto no solo permite detectar movimiento, sino también inferir actividades específicas como teclear, caminar o recostarse, e incluso distinguir entre diferentes individuos a partir de su silueta y forma de moverse.
Retos y oportunidades en la privacidad
Las aplicaciones de esta tecnología son vastas y pueden clasificarse en dos categorías: legítimas e ilegítimas. Por un lado, la teleasistencia para personas mayores podría beneficiarse enormemente, permitiendo detectar caídas en tiempo real sin necesidad de dispositivos invasivos. Además, podría facilitar el desarrollo de una domótica más inteligente, ajustando automáticamente las luces y la temperatura según las actividades del usuario.
Sin embargo, el equipo de Todt advierte sobre los riesgos de esta tecnología. La misma capacidad que permite estas aplicaciones útiles también puede ser utilizada para la vigilancia encubierta. “El peligro es la normalización de la vigilancia”, concluye el comunicado. Cualquier router moderno cuenta con el hardware necesario para esta función; solo se necesitaría una actualización de software maliciosa para convertir un dispositivo doméstico en un espía. Un hacker o incluso una empresa publicitaria podría recolectar datos íntimos de comportamiento sin el más mínimo conocimiento o consentimiento del usuario.
Por ello, el equipo no solo ha lanzado una alerta sobre los peligros de esta tecnología, sino que también trabaja en el desarrollo de contramedidas. Proponen que la solución debe surgir de una regulación proactiva y del desarrollo de técnicas que protejan la privacidad del usuario. La línea entre un hogar inteligente y uno vigilado se ha vuelto extremadamente difusa, abriendo un debate crucial sobre la privacidad en la era digital.