La movilidad en las ciudades españolas se encuentra en una encrucijada crítica, marcada por la escasa implementación de las zonas de bajas emisiones (ZBE). Según un informe reciente de Faconauto, solo 58 de las 169 ciudades que deberían contar con su propia ZBE para 2025 han cumplido con esta obligación. Este panorama refleja un considerable retraso en un momento en que la sostenibilidad y la reducción de emisiones son más necesarias que nunca.
La realidad de las zonas de bajas emisiones
Desde que el Ministerio de Transición Ecológica estableció que todas las ciudades de más de 50 000 habitantes debían crear ZBE, el avance ha sido lento y complicado. Aunque las grandes urbes como Madrid y Barcelona han sido pioneras en este ámbito, sus esfuerzos no han sido suficientes para inspirar un cambio generalizado en todo el país. Actualmente, 91 ciudades tienen sus ZBE en trámite y 20 más aún no han presentado su propuesta.
Un claro beneficio esperado de estas zonas es la renovación del parque automovilístico español. Sin embargo, los datos muestran que la media de edad de los vehículos en las carreteras españolas es de 14,5 años, una de las más altas de Europa. Este estancamiento en la modernización del parque se debe a que solo se ha implementado un 35% de las ZBE en el territorio nacional, lo que limita la adopción de vehículos menos contaminantes.
Desafíos para la adopción de vehículos eléctricos
Otro aspecto preocupante que resalta el estudio de Faconauto es la baja intención de compra de vehículos eléctricos. A pesar de que las ZBE favorecen el uso de vehículos con etiqueta Cero, como los eléctricos y los de hidrógeno, un 61% de los conductores afirma que no compraría un coche eléctrico en la actualidad. Entre los principales motivos, un 44,9% menciona la falta de puntos de recarga, seguido por un 37,1% que considera que los precios son demasiado elevados y un 13,7% que señala la autonomía insuficiente como un obstáculo.
La transición hacia una movilidad más sostenible se enfrenta, por tanto, a múltiples retos que deben ser abordados de manera urgente. La falta de infraestructura adecuada y la percepción de los consumidores sobre los vehículos eléctricos son factores cruciales que influyen en esta situación.
La necesidad de un compromiso más firme por parte de los gobiernos locales y de una mayor sensibilización entre los conductores son elementos clave para que las ZBE cumplan con su objetivo de mejorar la calidad del aire y fomentar un entorno urbano más saludable. Sin una acción decidida, el futuro de la movilidad en las ciudades españolas podría seguir siendo incierto y perjudicial para el medio ambiente.
