El 24 de septiembre de 2023, la NASA lanzó desde Florida tres misiones con el objetivo de mapear la heliosfera, seguir de cerca la meteorología espacial y analizar cómo la atmósfera superior de la Tierra reacciona al viento solar. Las misiones, que partieron a las 07:31 hora local (13:31 hora peninsular española) a bordo de un cohete Falcon 9 de SpaceX, tienen como destino el primer punto de Lagrange, un área estable gravitacionalmente situada a más de 1,6 millones de kilómetros de nuestro planeta.
Una vez alcanzado este punto tras un trayecto estimado de 108 días, las sondas comenzarán su investigación sobre la heliosfera, el viento solar y la exosfera, la capa más externa de la atmósfera terrestre. Según la científica española Teresa Nieves Chinchilla, el conocimiento obtenido de estas misiones tendrá un impacto significativo en la vida cotidiana, ya que podría contribuir a proteger infraestructuras críticas como las redes eléctricas y sistemas de comunicación en aviación y agricultura.
Estudio detallado de la heliosfera
El orbitador IMAP (Sonda de mapeo y aceleración interestelar) será el encargado de realizar un análisis exhaustivo de la heliosfera, una región que se extiende a aproximadamente 14 000 millones de kilómetros de la Tierra. Esta zona espacial, generada por partículas magnéticas del Sol, actúa como un escudo contra la radiación cósmica. Hasta la fecha, solo ha sido atravesada por las sondas Voyager, siendo la última lanzada hace casi seis décadas, lo que limita el conocimiento que la NASA tiene sobre esta área.
La misión también examinará cómo interactúan las partículas cargadas del Sol con el espacio interestelar en los límites de la heliosfera, así como la dinámica del viento solar, un fenómeno que influye en la actividad del planeta. Chinchilla explica que «cada una de estas fronteras afecta la forma en que la energía y las partículas del sol se desplazan por el espacio e interactúan con la Tierra», lo que puede provocar alteraciones en la magnetosfera y, en consecuencia, en la meteorología espacial.
Implicaciones para futuras misiones
Los datos que recolecte la sonda serán en tiempo real y servirán para mejorar la seguridad de futuras misiones tripuladas, como las previstas en el programa Artemis, que busca regresar a los humanos a la Luna. «La prioridad siempre será asegurar que los astronautas estén a salvo», declaró Marcos Flores, director de vuelo de la NASA, durante la transmisión en español del lanzamiento. Flores también destacó que el nuevo sistema permitirá a los modelos computacionales en la Tierra predecir con mayor precisión los fenómenos meteorológicos espaciales.
Además, los sensores de IMAP, de alta precisión, podrán alertar a los analistas en la Tierra sobre eventos solares en tiempo real, lo que facilitará una respuesta más rápida. Otra de las misiones incluye un satélite de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), que monitorizará continuamente la actividad solar y el viento solar, mejorando así la capacidad de pronosticar la meteorología espacial.
Finalmente, la tercera misión corresponde al observatorio Carruthers Geocorona, que se encargará de analizar la exosfera y cartografiar esta extensa región, afectada por la radiación solar y sus condiciones cambiantes. Con estas iniciativas, la NASA no solo avanza en el conocimiento científico, sino que también se prepara para los desafíos del futuro en la exploración espacial.
