La carrera por la exploración de Marte toma un nuevo rumbo tras las declaraciones de Carlos García-Galán, ingeniero de la NASA, quien ha afirmado que la llegada de humanos al planeta rojo no se producirá antes de 2045. Esta afirmación resalta los retos tecnológicos y logísticos que aún deben superarse antes de alcanzar dicho objetivo.
En una reciente entrevista, García-Galán, quien cuenta con más de 27 años de experiencia en vuelos espaciales tripulados, indicó que esta fecha es «conservadora» y depende de una serie de avances tecnológicos. Según sus palabras, «si no cambiase nada, si no hubiera una renovación tecnológica, diría que igual a mitad de los 2040». Su perspectiva se alinea con la opinión de otros expertos en el campo, quienes consideran que el plan de Elon Musk de llegar a Marte antes de 2030 es extremadamente ambicioso.
La importancia del regreso a la Luna
La exploración lunar es vista como un paso crucial antes de aventurarse hacia Marte. García-Galán es el gerente de la misión Artemis II, programada para llevar a cuatro astronautas alrededor de la Luna a inicios de 2026. Esta misión tiene como objetivo probar la nave Orion antes de enviar astronautas a la superficie lunar, un requisito fundamental para adquirir la experiencia necesaria para misiones más complejas en Marte.
El ingeniero destacó que la Luna servirá como un «campo de pruebas» para las tecnologías que se necesitarán en Marte, como un reactor nuclear para generar electricidad. «En Marte vamos a necesitar mucha electricidad, por lo que queremos hacer eso en la Luna», afirmó García-Galán.
Los desafíos tecnológicos y la visión hacia el futuro
Aunque los planes para llegar a Marte son ambiciosos, la realidad es que existen múltiples obstáculos. Las extremas condiciones del planeta rojo y la necesidad de establecer bases autosuficientes son solo algunos de los retos a superar. García-Galán mencionó que las innovaciones en campos como la inteligencia artificial y la propulsión espacial podrían cambiar el panorama en los próximos años, lo que podría acelerar la llegada a Marte.
“Cualquiera de esas innovaciones puede revolucionar y, de repente, dentro de cinco o seis años igual podemos ir”, confesó.
La comunidad científica sigue de cerca estos desarrollos, conscientes de que el tiempo apremia en la carrera espacial. Así, la exploración de Marte se perfila como un objetivo a largo plazo, que dependerá de la capacidad de la humanidad para innovar y adaptarse a los desafíos del espacio.
