El catedrático de Ciencias del Deporte, Vicente Javier Clemente, ha advertido sobre los peligros de la grasa intermuscular, especialmente aquella que se acumula en los muslos. Según un estudio publicado recientemente, este tipo de grasa, a menudo invisible a simple vista, puede incrementar significativamente el riesgo de desarrollar diabetes y enfermedades cardíacas.
El impacto de la grasa intermuscular
La grasa intermuscular actúa de manera dañina en el organismo, debilitando los músculos y haciéndolos menos eficientes. Además, afecta a todo el sistema, generando un estado de inflamación que puede tener consecuencias graves para la salud. Esta acumulación de grasa puede provocar un aumento del riesgo de complicaciones metabólicas, incluso en individuos que parecen tener un peso normal.
El catedrático Clemente explica que la presencia de grasa intermuscular dificulta actividades cotidianas como subir escaleras o mantenerse activo, lo que puede llevar a un estilo de vida sedentario y, por ende, a un deterioro de la salud general.
Diferencias entre tipos de grasa
Durante años, se consideró que la grasa acumulada en áreas como los glúteos o los muslos no era peligrosa. Sin embargo, la evidencia actual distingue entre diferentes tipos de grasa: la grasa subcutánea, que se encuentra justo bajo la piel y es menos dañina, y la grasa visceral, que está asociada con un mayor riesgo de infartos y síndrome metabólico. La grasa intermuscular, que se localiza dentro de las piernas, se presenta como un nuevo factor de riesgo que debe ser considerado.
Según Clemente, conocer el estado de la grasa intermuscular es ahora tan crucial como el peso corporal o el índice de masa corporal, dado que una persona aparentemente delgada puede estar en riesgo si presenta acumulaciones de este tipo de grasa. Por ello, la concienciación sobre estos factores es fundamental para la prevención de enfermedades crónicas.
Prevención y nuevas estrategias
El estudio, realizado por un grupo de investigación junto a la Universidad y otras instituciones, abre la puerta a nuevas estrategias de intervención. El experto destaca que es posible diseñar programas no solo enfocados en la pérdida de peso, sino también en la mejora de la salud metabólica y la protección de la fuerza muscular. Esto no solo beneficiaría a quienes desean perder peso, sino que también ayudaría a preservar un metabolismo saludable.
En resumen, la grasa intermuscular es un factor de riesgo que debe ser tenido en cuenta en la evaluación de la salud. La educación y la concienciación sobre este tipo de grasa pueden ser clave para prevenir enfermedades graves y fomentar un estilo de vida más activo y saludable.
