La Organización Mundial de la Salud establece que quienes superan los 130 puntos de cociente intelectual son considerados superdotados. Aunque a primera vista esto podría parecer una ventaja, la realidad es que las personas con altas capacidades enfrentan retos emocionales, sociales y psicológicos que pueden complicar su vida diaria. Para sobrellevar estas dificultades, suelen desarrollar rutinas que les ayudan a equilibrar su pensamiento y su relación con el mundo. A continuación, se presentan seis de las más comunes, según psicólogos y especialistas en neurociencia.
1. Diálogo interno constante
Una de las características de las personas superdotadas es que raramente apagan su mente. Muchos de ellos mantienen un diálogo interno activo, hablando consigo mismos, ya sea en voz baja o alta, lo que les permite contrastar ideas y analizar diferentes perspectivas. Esta práctica no es solo una excentricidad, sino una herramienta fundamental para canalizar la intensidad de su pensamiento y tomar decisiones más informadas.
2. Escritura como vía de expresión
La escritura se convierte en una herramienta esencial para quienes poseen altas capacidades. A diferencia del lenguaje oral, que exige rapidez, la escritura les proporciona el tiempo necesario para seleccionar cada palabra con precisión. Por ello, muchos prefieren comunicarse a través de correos electrónicos o notas escritas en lugar de mantener conversaciones improvisadas, ya que esto les permite estructurar y perfeccionar sus ideas, aumentando así su sensación de control.
3. Espacios de soledad
Para las personas superdotadas, la soledad no siempre implica aislamiento; más bien, representa una oportunidad para recargar energías. Según los expertos, su vida interior es tan intensa que requieren momentos a solas para organizarse emocionalmente. Estos espacios se convierten en refugios para reflexionar, reorganizar prioridades y gestionar un mundo interno que puede llegar a ser abrumador.
4. Creencia en el razonamiento universal
Una frustración común entre las personas superdotadas es la percepción errónea de que su manera de pensar es universal. Al asumir que todos procesan la información con la misma rapidez y complejidad, se sorprenden ante reacciones que consideran «lentas» o ilógicas. Este choque puede generar incomprensión, aunque con el tiempo muchos aprenden a manejarlo mediante la empatía y una comunicación más consciente.
5. Conexión de ideas y resolución de problemas
La capacidad analítica de las personas superdotadas va más allá de resolver problemas complejos; poseen un talento especial para detectar patrones invisibles y conectar conceptos que, para la mayoría, parecen no tener relación. Esta habilidad se traduce en creatividad e innovación en campos variados como la ciencia, la tecnología, el arte y los negocios. No obstante, este don puede resultar frustrante si su entorno no comprende o valora esas conexiones.
6. Perfeccionismo como arma de doble filo
El perfeccionismo es un rasgo común entre quienes tienen altas capacidades. Muchos sienten la necesidad de alcanzar estándares muy altos y, cuando no logran hacerlo, experimentan sentimientos de culpa o insatisfacción. Esta autoexigencia puede servir como motor para destacar, pero también puede generar un nivel de presión difícil de soportar, llevando incluso a un estado de estrés crónico o agotamiento emocional. Aprender a equilibrar el deseo de excelencia con la autocompasión es un reto fundamental.
Más allá de los estereotipos, la idea de que las personas con un coeficiente intelectual elevado llevan una vida más sencilla es un mito. Sus rutinas demuestran que, aunque la inteligencia es un recurso poderoso, también requiere estrategias de gestión emocional y social. Comprender estas costumbres no solo ayuda a desmitificar la superdotación, sino que también permite ofrecer un apoyo adecuado en la escuela, en el trabajo y en la vida familiar. En última instancia, detrás de cada persona superdotada hay un individuo que, como cualquier otro, busca equilibrio, aceptación y bienestar.
