El diagnóstico de cáncer de mama transforma radicalmente la vida de una mujer, no solo a nivel físico, sino también emocional. Según el Observatorio contra el Cáncer, en Canarias, el pasado año se registraron 1 638 diagnósticos de este tipo de tumor, lo que refleja una creciente preocupación por las repercusiones que estos casos tienen no solo en las pacientes, sino en sus familias. El dolor emocional, la ansiedad y la incertidumbre que acompañan a esta enfermedad son, en muchas ocasiones, más devastadores que los síntomas físicos.
Con el objetivo de visibilizar estas emociones y necesidades, la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) ha lanzado la campaña ‘Nos lo tomamos a pecho’, donde varias pacientes comparten sus experiencias sobre el diagnóstico, el tratamiento y el seguimiento de la enfermedad. Durante la presentación de esta iniciativa, Pedro Lara, presidente de la AECC en Las Palmas, subrayó la importancia de considerar aspectos emocionales, laborales y familiares en el tratamiento del cáncer.
Testimonios de lucha y resiliencia
En la campaña, Mari Carmen López, quien fue diagnosticada hace siete años, relata su experiencia. A pesar de que su cáncer ha regresado con metástasis, ha encontrado una forma de vivir plenamente. «La vida me da una oportunidad y la voy a aprovechar hasta la última gota», afirma esta lanzaroteña de 60 años, quien ha aprendido a convivir con su enfermedad. Su enfoque ha sido tratar el cáncer como un ‘okupa’ al que no se le debe permitir arruinar su vida.
Otra voz relevante es la de Carolina Santana, diagnosticada a los 24 años. A sus 39 años, enfrenta una metástasis con la esperanza de mantener su calidad de vida. «Los resultados del ensayo clínico son estupendos, pero los efectos secundarios son muy difíciles de sobrellevar», comparte, refiriéndose a la niebla mental que le acompaña tras las sesiones de quimioterapia.
Las dificultades no son solo físicas. Jéssica Negrín menciona lo duro que resulta volver al trabajo mientras la salud mental y física están comprometidas, y Aroa Rico destaca cómo su hija se convirtió en su mayor motivación para luchar tras enfrentarse a una mastectomía.
La necesidad de apoyo emocional
El apoyo emocional de familiares y amigos es crucial en este proceso. Wafa Hayde Abou Saadh, diagnosticada en Fuerteventura, encontró en la AECC la ayuda necesaria para seguir adelante, a pesar de la distancia de su familia en Venezuela. «El dolor casi me hace tirar la toalla, pero gracias a la AECC y a personas solidarias, estoy aquí», confiesa.
El aumento de diagnósticos en mujeres jóvenes es alarmante. Según Lara, un 24% de los nuevos diagnósticos corresponde a mujeres de menos de 50 años. En 2024, se diagnosticaron 423 casos en mujeres menores de 49 años, lo que ha llevado a los gestores sanitarios a considerar la reducción de la edad mínima para los cribados de cáncer de mama, actualmente establecidos para mujeres de entre 50 y 69 años.
La urgencia de atender las necesidades emocionales y psicosociales de las pacientes es cada vez más evidente. Según los oncólogos, las tasas de curación del cáncer de mama son elevadas: un 85% en estadios intermedios y un 95% en diagnósticos precoces. Sin embargo, el verdadero desafío radica en la curación emocional y el impacto que la enfermedad tiene en distintos aspectos de la vida.
El mensaje es claro: las mujeres diagnosticadas con cáncer de mama requieren un enfoque integral que contemple no solo su salud física, sino también su bienestar emocional y social, porque la lucha contra esta enfermedad es tanto una batalla médica como un viaje emocional.
