La placenta, un órgano temporal que se forma durante el embarazo, ha comenzado a ser objeto de investigación por su potencial para predecir enfermedades futuras en los recién nacidos. En el Hospital de Cruces y el instituto de investigación Biobizkaia, se están llevando a cabo estudios que revelan la posibilidad de identificar indicadores de patologías como la esquizofrenia, el trastorno bipolar, problemas cardiovasculares y diabetes a través de muestras de placenta y sangre.
Un proyecto pionero en Europa
Según Jorge Bustos, jefe de sección de Obstetricia en el Hospital de Cruces, los bebés interactúan con sus madres de formas más complejas de lo que se pensaba, a través de la placenta. La correcta formación y función de este órgano es crucial, ya que si no se desarrolla adecuadamente, los niños pueden estar más predispuestos a sufrir enfermedades metabólicas o cardíacas en el futuro. Este proyecto tiene como objetivo definir marcadores específicos que alerten sobre la futura aparición de estas enfermedades, permitiendo su detección temprana y tratamiento.
Desde su inicio en junio de 2023, más de 400 mujeres han participado en la investigación, proporcionando muestras de placenta y sangre con su consentimiento informado. Las matronas han aclarado que el propósito es crear un banco de datos que mejore la salud tanto de madres como de bebés. La meta es identificar biomarcadores en placentas que indiquen un mayor riesgo de desarrollar problemas de salud en los niños a medida que crecen.
Investigación y seguimiento a largo plazo
El estudio no solo se centra en casos individuales, sino que busca establecer indicadores que ayuden a identificar grupos de riesgo. Esto se logrará mediante la creación de un banco de placentas que permita llevar a cabo una investigación precisa. Una vez que se logre, se podrá desarrollar un método de cribado eficaz para detectar a los bebés con mayor riesgo de sufrir enfermedades como esquizofrenia o infartos en el futuro.
Nora Fernández, genetista e investigadora de Biobizkaia y la Universidad del País Vasco (EHU), explica que se pueden analizar diversos indicadores, como la metilación del ADN y la presencia de microplásticos, que podrían estar relacionados con el desarrollo de patologías.
Las muestras de placenta se almacenarán de forma codificada en el biobanco vasco, permitiendo a los científicos acceder a las historias clínicas de las madres y sus hijos para fines de investigación. En caso de que se detecte alguna enfermedad grave durante el estudio, se informará a las familias afectadas.
Una de las participantes, Iraia García, quien está embarazada de 38 semanas, subraya la importancia de colaborar en una investigación que podría ayudar a identificar causas de enfermedades en recién nacidos. «Es sencillo. Cogen una muestra de sangre y otra de la placenta tras el parto, antes de que se tire. Al niño no le hacen nada», resalta, animando a otras madres a participar en esta iniciativa que podría tener un impacto significativo en la salud futura de sus hijos.
