La salud está experimentando un periodo de innovaciones significativas gracias a los avances tecnológicos. En este contexto, el doctor Tomás Chivato, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad CEU San Pablo, ha compartido su perspectiva sobre el papel de la inteligencia artificial (IA) en este ámbito, enfatizando su potencial, pero también los límites que deben respetarse.
Chivato ha señalado que herramientas como la telemedicina, la bioinformática y las nuevas tecnologías de imagen están revolucionando la forma en que se realizan los diagnósticos y tratamientos médicos. Sin embargo, el doctor advierte que, aunque la IA es una herramienta poderosa, nunca podrá reemplazar la responsabilidad del profesional de la salud.
La importancia de la ética en el uso de la IA
El decano destaca que médicos, enfermeras, fisioterapeutas y otros profesionales deben continuar liderando la atención al paciente. Las decisiones sobre el tratamiento deben basarse en la experiencia y el conocimiento del personal sanitario. Para garantizar un uso responsable de la IA, la Universidad CEU San Pablo ha elaborado un decálogo ético que actúa como guía para integrar la tecnología en la práctica clínica sin comprometer la ética y la deontología profesional.
Chivato enfatiza que la llegada de nuevas tecnologías es positiva, pero es crucial que los profesionales mantengan el control sobre el proceso de atención. “La inteligencia artificial debe ser utilizada con sabiduría y prudencia”, afirma, asegurando que el paciente reciba una atención ética, segura y personalizada.
Desafíos ante la pandemia de la obesidad
En su análisis, el doctor Chivato también ha abordado la crisis de salud pública que representa la pandemia de la obesidad, subrayando la necesidad de desarrollar tratamientos eficaces que combatan esta problemática creciente. En este sentido, la IA podría ofrecer apoyo en la investigación y desarrollo de nuevos enfoques terapéuticos.
En conclusión, la inteligencia artificial presenta oportunidades sin precedentes en el ámbito de la salud, pero su implementación debe ser acompañada de un fuerte compromiso ético por parte de los profesionales sanitarios, quienes son los responsables últimos de la atención al paciente.
