La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad neurológica compleja que puede presentar sus primeras señales de alerta hasta quince años antes de que se manifiesten los síntomas clásicos. Este hallazgo proviene de una investigación realizada por la Universidad de Columbia Británica (UBC) y publicada en la revista JAMA Network Open, lo que representa un avance significativo en la comprensión de esta patología.
El estudio analizó los historiales médicos de más de 12 000 personas y encontró que aquellos diagnosticados con esclerosis múltiple comenzaron a aumentar sus visitas a especialistas médicos mucho antes de que aparecieran los síntomas evidentes. Este hecho sugiere que el periodo inicial de la enfermedad es más extenso y complejo de lo que se había creído hasta ahora.
Un periodo prodromal amplio
Según la autora principal del estudio, Helen Tremlett, identificar estas señales tempranas podría permitir intervenciones más rápidas, como el monitoreo y el apoyo médico. Los primeros signos de la enfermedad, que incluyen síntomas como fatiga, dolor de cabeza y problemas de salud mental, tienden a confundirse con otras afecciones, lo que complica su diagnóstico.
El análisis revela que, doce años antes de la aparición de síntomas claros, se incrementaron las consultas con psiquiatras. Entre ocho y nueve años antes, se observó un aumento en las visitas a neurólogos y oftalmólogos, posiblemente relacionado con problemas de visión. Además, entre cinco y tres años antes, las visitas a urgencias y radiología se hicieron más frecuentes.
La investigadora postdoctoral en la UBC y primera autora del estudio, Marta Ruiz-Algueró, destaca que estos patrones indican una fase prodromal larga y compleja de la esclerosis múltiple, donde ya se producen cambios en el organismo, aunque aún no son reconocibles como la enfermedad.
La importancia de la identificación temprana
El estudio se basa en trabajos previos del equipo de Tremlett, que ha caracterizado las etapas iniciales de la EM. Este tipo de análisis es fundamental, ya que la identificación y caracterización del pródromo podrían contribuir a acelerar el diagnóstico y mejorar los resultados para los pacientes.
Si bien la mayoría de las personas que experimentan síntomas generales no desarrollarán esclerosis múltiple, el reconocimiento de estas señales podría ser crucial para la intervención médica. La investigación apunta a la necesidad de estudiar biomarcadores y factores de estilo de vida que podrían estar relacionados con la fase inicial de la enfermedad, aspecto que hasta el momento no se había investigado en profundidad.
Los resultados de este estudio no sólo amplían la comprensión de la esclerosis múltiple, sino que también ofrecen un nuevo enfoque para abordar esta compleja enfermedad, reafirmando la importancia de un sistema de salud que permita una detección más temprana y eficaz de sus manifestaciones.
