El médico y divulgador sanitario Manuel Viso ha revelado que el color rojo brillante presente en numerosos productos alimentarios y cosméticos, como yogures o gominolas, no siempre proviene de frutas como la fresa o la cereza. En su último video en redes sociales, Viso advierte que este color puede deberse al uso de E-120, un aditivo conocido como ácido carmínico, que se extrae de la cochinilla, un insecto que ha sido utilizado como colorante natural desde hace siglos.
“Ese rojo intenso de tu yogur de fresa igual no viene de la fresa, viene del bicho bola, más concretamente de la cochinilla”, señala Viso, subrayando la falta de conocimiento que muchos consumidores tienen sobre los ingredientes que contienen los productos cotidianos. La cochinilla se cría principalmente en países como Perú y Canarias, y su extracción se realiza triturando hembras secas de este insecto.
Un aditivo seguro pero controvertido
El ácido carmínico, que figura en las etiquetas como E-120, está aprobado por la Unión Europea y se utiliza ampliamente por su capacidad para fijar el color en productos como yogures, helados, caramelos, salsas y bebidas. A pesar de su uso extendido, Viso enfatiza que muchos consumidores desconocen su origen real, lo que puede llevar a confusiones debido al marketing engañoso. “Tú pensando que era pura fresa, pues no, es ácido carmínico”, añade el médico, resaltando cómo la publicidad puede inducir a error.
El debate acerca del uso de la cochinilla como colorante no es nuevo. En los últimos años, diversas asociaciones de consumidores han pedido mayor transparencia sobre los ingredientes, especialmente en productos dirigidos al público infantil. La industria cosmética también ha adoptado el E-120, utilizándolo en barras de labios y coloretes, lo que plantea una ironía: “Igual te comes una bolsa de gominolas y luego te pintas los labios con el mismo bicho”, bromea Viso.
Una tradición histórica con futuro en la industria
El uso de la cochinilla como colorante tiene raíces profundas en la historia, ya que las civilizaciones prehispánicas de México y Perú ya la cultivaban. Su capacidad para teñir tejidos y alimentos con un rojo intenso la convirtió en un producto muy valorado en Europa antes de la llegada de los tintes químicos. En la actualidad, con el auge de los alimentos ultraprocesados, la cochinilla ha encontrado un nuevo nicho en los supermercados, donde su origen natural la hace más atractiva frente a colorantes artificiales que han sido cuestionados por sus efectos secundarios.
A pesar de su larga historia y su consideración como seguro para el consumo humano en cantidades habituales, el mensaje de Viso es claro: los consumidores deben prestar atención a las etiquetas y comprender qué significan los códigos de aditivos. “Cuando veas ese rojo tan rojo, puede que no sea fresa ni cereza, sino cochinilla”, concluye, instando a un mayor conocimiento en la alimentación. Este llamado a la conciencia se hace más relevante en un mundo donde la información sobre los alimentos es crucial para una dieta saludable.
