Los técnicos superiores sanitarios (TSS) de Canarias han llevado a cabo una huelga histórica los días 30 y 31 de octubre de 2023 para exigir el reconocimiento de su labor y la equiparación de su formación con la de sus homólogos europeos. Con el lema “¡huelga, huelga, huelga!” resonando en los centros de salud y hospitales del archipiélago, el paro tuvo un impacto notable, dejando a muchos pacientes sin atención para realizarse pruebas diagnósticas como ecografías y mamografías.
“No ha sido una huelga contra los pacientes, sino en defensa de nuestros derechos profesionales y laborales”, explica María Iluminada Ramos, miembro del comité de huelga y delegada del Sindicato Estatal de Técnicos Superiores Sanitarios (SIEteSS). La frustración de estos profesionales se ha acumulado durante dieciocho años, esperando que sus sueldos sean ajustados a la categoría B, tal como establece el Estatuto Básico del Empleado Público.
Demandas salariales y formativas
Desde 2007, los TSS son reconocidos como Grupo B, pero, según Ramos, continúan percibiendo salarios correspondientes al C1. “Cada año se incluye una partida en los presupuestos para el Grupo B, pero seguimos sin ver el dinero que nos corresponde”, lamenta. Esta situación ha llevado a cerca de 600 técnicos del Servicio Canario de Salud (SCS) a secundar la huelga, que también ha contado con el apoyo de los profesionales de la sanidad privada.
El seguimiento de la huelga fue alto, con la impresión de que en muchos servicios más de la mitad de la plantilla se unió al paro. Otro de los puntos críticos en sus demandas es la equiparación de su titulación al grado universitario, algo que les limita trabajar en otros países europeos. “Solo en España no somos grado universitario, por eso no podemos trabajar en ningún país de Europa”, afirma la representante sindical.
Impacto en la calidad asistencial
Este déficit formativo afecta la calidad asistencial, ya que los avances tecnológicos en las pruebas diagnósticas exigen que los TSS se actualicen continuamente sin contar con la formación adecuada. “Queremos más formación porque debemos avanzar al ritmo de la ciencia y del resto de Europa”, subraya Ramos.
Además, el intrusismo profesional es un problema destacado en Canarias, donde personal de enfermería sin cualificación específica frecuentemente coordina los servicios técnicos. Esta falta de conocimiento se evidenció cuando los servicios mínimos establecidos para la huelga no se ajustaban a las necesidades reales, lo que obligó a su ampliación. “Esto demuestra que, aunque invisibles, somos imprescindibles”, concluye Ramos.
