La reciente popularidad de la caminata japonesa ha captado la atención de expertos y aficionados al fitness, aludiendo a su capacidad para reducir la ansiedad en un 60% y mejorar la salud mental y física. Este método, desarrollado por el profesor japonés Hiroshi Nose, ha demostrado ser una herramienta eficaz para equilibrar la vida laboral y personal, convirtiéndose en una tendencia viral en Internet.
Según los últimos estudios, esta práctica no solo es accesible, sino también respaldada por la ciencia, lo que la convierte en un ejercicio ideal para quienes buscan un estilo de vida más activo. En julio, las búsquedas relacionadas con la caminata japonesa alcanzaron las 329.000, lo que representa un incremento del 154% en comparación con meses anteriores. Esto refleja un creciente interés por métodos de ejercicio que integren la actividad física en la rutina diaria sin la presión de los entrenamientos convencionales.
Beneficios de la caminata japonesa
La caminata japonesa se caracteriza por alternar tres minutos de marcha rápida, al 70% de la capacidad aeróbica, con tres minutos a un ritmo más lento, al 40%, durante un total de 30 minutos. Este patrón de ejercicios ha demostrado mejorar la condición física de los participantes, quienes tras caminar cuatro veces por semana durante cinco meses, desarrollaron una mayor fuerza en los muslos en comparación con aquellos que caminaron a un ritmo moderado. Además, se registró una mejora en su capacidad aeróbica máxima (VO2 máx.) y una reducción de la presión arterial sistólica en promedio de 10 puntos en hombres y 8 en mujeres.
El director ejecutivo de Fynd, Trond Nyland, destaca la sencillez de este método, el cual se integra fácilmente en la vida cotidiana. «Elimina las barreras habituales, permitiendo que el movimiento constante sea accesible y alcanzable para casi cualquier persona», afirma. Esto es especialmente relevante para aquellos que pueden sentirse intimidados por rutinas de ejercicios más rigurosas.
Una nueva perspectiva del ejercicio
La caminata japonesa no solo se centra en la actividad física, sino que también busca cambiar la mentalidad de “todo o nada” que muchas veces desanima a los principiantes. En palabras de David Amerland, autor de Built To Last, esta técnica puede compararse a la conducción en ciudad, donde la variación constante del ritmo obliga al cuerpo y al cerebro a redistribuir la energía, favoreciendo adaptaciones positivas para la salud y la forma física.
Nyland también sugiere introducir pequeñas actividades diarias, como subir escaleras o caminar en lugar de usar el coche para trayectos cortos, como complemento a la caminata japonesa. Recomienda comenzar con tres sesiones semanales de 30 minutos, que pueden ampliarse a cinco, para establecer una rutina sostenible y efectiva.
En conclusión, la caminata japonesa se presenta como una opción viable y efectiva para quienes buscan mejorar su salud física y mental, al tiempo que facilita un equilibrio entre el trabajo y la vida personal. Con su enfoque accesible y respaldado por la ciencia, este método podría ser la clave para promover una vida más activa y saludable en la sociedad actual.
