El uso de expresiones y términos propios del lenguaje rural puede generar malentendidos significativos en las consultas médicas. Esta situación ha sido objeto de análisis por diversos expertos, quienes señalan que la falta de un vocabulario común entre profesionales de la salud y pacientes puede obstaculizar la correcta transmisión de información y diagnóstico.
La importancia del lenguaje en la salud
Fernando Lázaro Carreter, exdirector de la Real Academia Española, enfatizó en varias ocasiones que «el lenguaje nos ayuda a capturar el mundo, y cuanto menos lenguaje tengamos, menos mundo capturamos». Esta reflexión se manifiesta de manera clara en el ámbito sanitario, donde la comprensión mutua es esencial. En muchas ocasiones, pacientes de zonas rurales utilizan frases o términos que, aunque familiares para ellos, resultan desconocidos para los médicos, creando un vacío en la comunicación.
El fenómeno es especialmente notable en regiones como Zaragoza, donde el uso de expresiones vernáculas es habitual. Frases como «tengo ansias» o «me voy de bareta» pueden ser comunes en el día a día, pero para un profesional sanitario pueden resultar confusas si no se interpretan correctamente. Esta desconexión lingüística puede llevar a diagnósticos erróneos o a una atención inadecuada.
Consecuencias en la atención médica
La falta de entendimiento puede tener repercusiones graves en la salud de los pacientes. Un diagnóstico erróneo puede resultar en tratamientos inadecuados o en la desestimación de síntomas críticos. Por ello, es fundamental que los médicos desarrollen habilidades para interpretar el lenguaje rural y que se fomente una relación de confianza donde los pacientes se sientan cómodos explicando sus síntomas en su propio léxico.
Además, las instituciones de salud deberían considerar la formación de sus profesionales en el uso del lenguaje local. La creación de diccionarios o guías que traduzcan estos términos podría ser una herramienta útil para mejorar la comunicación y, en consecuencia, la calidad de la atención médica.
En conclusión, el desafío que plantea el lenguaje rural en las consultas médicas va más allá de una simple barrera comunicativa; es un aspecto clave que puede influir en la salud de la población. La sensibilización y la formación en este ámbito son pasos imprescindibles para garantizar una atención sanitaria efectiva y accesible para todos.