martes, diciembre 09, 2025

El efecto yoyó en obesidad afecta a casi el 80 % de los pacientes

Expertos advierten que el efecto yoyó afecta a casi el 80 % de los pacientes con obesidad.
por 27 noviembre, 2025
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La obesidad es un problema complejo que involucra tanto factores genéticos como de estilo de vida, y el fenómeno conocido como efecto yoyó plantea un desafío importante para quienes intentan perder peso. Según Diego Bellido, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo) y jefe de endocrinología del CHUF, este efecto se presenta en casi el 80 % de los pacientes que pasan por un proceso de pérdida de peso.

Los especialistas destacan que es crucial que los pacientes sean conscientes de este fenómeno para poder prevenirlo. La motivación, el apoyo y las herramientas adecuadas deben ir acompañadas de una comprensión realista de que la recuperación del peso perdido es una posibilidad. Este fenómeno, ampliamente documentado en la literatura científica, tiene implicaciones profundas para la salud de las personas que luchan contra la obesidad.

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La investigación publicada en el New England Journal of Medicine muestra que, tras un año de pérdida de peso, los cambios hormonales producen una disminución en la leptina —la hormona de la saciedad— y un aumento en la grelina —la hormona del hambre—, lo cual puede persistir incluso un año después de haber alcanzado el peso objetivo. Esto significa que el organismo crea un entorno fisiológico que favorece la recuperación del peso perdido. Los autores del estudio subrayan que la alta tasa de recaída no es simplemente resultado de volver a viejos hábitos, sino que está basada en adaptaciones fisiológicas que son naturales y que se producen en el cuerpo.

Otro estudio publicado en Obesity Reviews encontró que los ciclos de pérdida y ganancia de peso pueden generar una mayor eficiencia metabólica, lo que implica que el cuerpo se vuelve más efectivo en almacenar energía, lo que a menudo resulta en un aumento de peso superior al que se había perdido. Además, un hallazgo reciente indica que la genética también juega un papel crucial en el desarrollo del efecto yoyó. Un estudio del International Journal of Obesity reveló que las repercusiones metabólicas tras perder y recuperar peso pueden variar según la diversidad genética de los individuos, lo que provoca que algunos experimenten mayores dificultades para mantener la pérdida de peso.

Los profesionales de la salud coinciden en que los patrones alimentarios restrictivos suelen ser un factor común en la pérdida de peso y su posterior recuperación. La mayoría de los pacientes que desean alcanzar un peso más saludable suelen optar por dietas «milagro», que a menudo resultan en una pérdida de peso rápida pero insostenible. El doctor Bellido enfatiza la importancia de abordar la obesidad de manera integral, teniendo en cuenta la dieta, el ejercicio y los aspectos psicológicos.

Un factor fundamental es la adaptación metabólica, que provoca que cada vez sea más difícil perder peso tras cada intento. El cuerpo tiende a reducir su gasto energético basal más de lo esperado, lo que significa que quema menos calorías en reposo y se vuelve más eficiente incluso en la actividad física cotidiana. Al mismo tiempo, se producen cambios hormonales que aumentan el apetito y disminuyen la sensación de saciedad, creando un entorno que favorece la reganancia de peso. El doctor Giuseppe Russolillo, presidente de la Academia Española de Nutrición y Dietética, señala que el organismo interpreta cualquier restricción calórica como una agresión, lo que provoca que intente mantener su peso como un mecanismo de defensa.

La composición corporal también juega un papel importante, ya que tras perder peso, las personas suelen tener una mayor predisposición a ganar grasa corporal. Aunque los adipocitos se vacíen durante la pérdida de peso, el cuerpo tiene más facilidad para volver a llenarlos. Además, el juego hormonal, que se altera durante el proceso de pérdida de peso, puede facilitar la recuperación de kilos perdidos.

La satisfacción que se experimenta al comer también influye en la reganancia. Los pacientes que han estado bajo una restricción calórica pueden sentirse atraídos por la comida como forma de recompensa al finalizar la dieta. Sin embargo, no todas las recuperaciones son iguales, y mantener un peso saludable durante un período prolongado tiene beneficios significativos en comparación con aquellos que solo lo mantienen temporalmente.

La clave para evitar el efecto yoyó radica en la adopción de hábitos de vida saludables a largo plazo. La obesidad debe ser considerada una enfermedad crónica, y su tratamiento no debe ser a corto plazo. Es fundamental seguir una dieta que no reduzca más de entre 500 y 700 calorías y realizar actividad física regular. La combinación de ejercicio aeróbico y entrenamiento de fuerza es esencial para preservar la masa muscular y prevenir la reganancia.

Por último, el apoyo conductual y, en algunos casos, un tratamiento médico permanente, son necesarios para ayudar a los pacientes a mantener sus cambios de estilo de vida. Sin una comprensión adecuada de la obesidad como enfermedad crónica, será difícil evitar la recuperación del peso perdido. La dedicación al desarrollo de hábitos saludables es, por tanto, fundamental para el éxito a largo plazo en la lucha contra la obesidad.

Redacción

Equipo editorial especializado en actualidad ibérica, economía y política. Información rigurosa y análisis profundo de España y Portugal las 24 horas del día.

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