Las altas temperaturas que están azotando España durante este verano han demostrado tener consecuencias mucho más graves que el simple agotamiento físico. La doctora Esther Hurtado, jefa del servicio de Urgencias del Hospital Quirónsalud Marbella, advierte que cuando la temperatura corporal supera los 40 grados, el riesgo para la salud va mucho más allá de la incomodidad, afectando el sistema nervioso y provocando alteraciones cognitivas que pueden resultar fatales.
Recientemente, su equipo atendió a diez personas con síntomas compatibles con golpe de calor durante los picos térmicos registrados en la provincia de Málaga. Aunque ninguno de los casos fue mortal, todos requirieron tratamiento urgente por presentar cuadros avanzados con afectación neurológica. Los primeros síntomas asociados al golpe de calor incluyen elevación de la temperatura corporal, sudoración excesiva, taquicardia, hipotensión y debilidad.
Riesgos de salud asociados al golpe de calor
Cuando la temperatura corporal alcanza los 40 grados, los pacientes pueden comenzar a mostrar signos de afectación grave, incluyendo vómitos, confusión, agitación, delirios e incoherencia al hablar. Los expertos aclaran que, aunque popularmente se asocia el golpe de calor con la exposición solar directa, la verdadera causa radica en la incapacidad del organismo para disipar el exceso de temperatura interna.
Esta situación se agrava especialmente en condiciones de elevada humedad, durante la práctica de ejercicio intenso o en ambientes mal ventilados. La doctora Hurtado explica que hasta los 30 grados, el organismo puede regular bien la temperatura corporal, pero a partir de ahí, la autorregulación puede fallar si se suman otros factores, lo que puede llevar a una alteración del sistema termorregulador cerebral. Esta alteración deriva en conductas incoherentes y estados de desorientación.
Grupos vulnerables y medidas preventivas
Los expertos identifican como especialmente vulnerables a personas mayores, pacientes con enfermedades crónicas y quienes toman ciertos medicamentos que pueden afectar la respuesta térmica del organismo. La doctora advierte que algunos fármacos comunes, como diuréticos y betabloqueantes, pueden alterar la capacidad del organismo para disipar el calor. Por ello, recomienda mayor vigilancia para aquellos que los utilizan.
Un caso reciente ocurrido en Marbella ilustra estos riesgos: un hombre octogenario con demencia leve fue encontrado completamente desorientado en un banco público tras realizar una caminata bajo el sol, vistiendo ropa de invierno. «Vivía solo y nadie pudo advertirle del peligro. Fue un ejemplo claro de la vulnerabilidad de ciertos colectivos frente al calor extremo», ha señalado la doctora Hurtado.
Tras ser trasladado a urgencias, el paciente recibió el alta días después de ser estabilizado. «Aunque la población está más concienciada que antes, seguimos viendo casos que se podrían evitar», concluye la especialista, quien insiste en la importancia de adoptar medidas preventivas básicas. Ante la sospecha de un golpe de calor, los expertos recomiendan actuar con rapidez: llamar inmediatamente a emergencias (061 o 112), trasladar a la persona afectada a un lugar fresco y ventilado, desvestirla, aplicar paños fríos en el cuello, axilas e ingles, y ofrecerle agua fría siempre que esté consciente.
