Más del 63% de los corredores canarios que consumen suplementos deportivos lo hace sin la orientación de un profesional sanitario o nutricionista, según el estudio Nutrición Hospitalaria. Esta investigación se centra en la relación entre el uso de suplementos y la adicción al deporte entre estos atletas. El principal investigador, Sergio Martín, nutricionista especializado, advierte sobre los riesgos de esta práctica.
Martín califica de preocupante el hallazgo, indicando que el consumo de dosis inadecuadas, junto con la falta de conocimiento, puede resultar contraproducente. «El uso de productos innecesarios o ineficaces no solo puede ser perjudicial para la salud, sino que también representa un gasto económico sin beneficios reales», señala. Además, la falta de supervisión profesional incrementa la exposición a suplementos no regulados o de dudosa calidad.
Riesgos y cultura del rendimiento
Uno de los aspectos más alarmantes es la normalización de la idea de que una mayor cantidad de suplementos se traduce en un mejor rendimiento. «Es peligroso propagar esta idea, ya que no es solo falso, sino también potencialmente dañino para el deportista», enfatiza Martín. Los suplementos deportivos están diseñados para mejorar el rendimiento físico, la recuperación o la composición corporal, incluyendo productos como la cafeína, la creatina, y los geles de carbohidratos.
El estudio también revela que tres de cada cuatro deportistas recurren a estas ayudas para mejorar su rendimiento, lo que indica que la suplementación está muy extendida entre los aficionados, no solo en la élite. «Esto demuestra el interés de los runners por mejorar su rendimiento y recuperación», comenta Martín, quien también subraya la necesidad de reforzar la educación nutricional, dado que un consumo tan elevado no siempre va acompañado de un criterio adecuado ni de supervisión profesional.
Perfil del consumidor y tendencias
Entre los suplementos más consumidos se encuentran los recuperadores y los estimulantes, que son accesibles, de efecto inmediato y respaldados por evidencia científica. «El perfil de edad también es relevante; aunque nuestra muestra tenía una media superior a los 40 años, los jóvenes son los que más probabilidades tienen de consumir estimulantes», afirma Martín. Esta tendencia juvenil se relaciona con la cultura del rendimiento inmediato y la presión estética, exacerbada por los mensajes de marketing en redes sociales.
Los runners de mayor edad, aunque también consumen suplementos, lo hacen de forma más selectiva. Por ello, Martín considera vital reforzar la educación en los jóvenes deportistas, enfatizando que la base debe ser siempre una alimentación equilibrada y que la suplementación debe ser puntual, con criterio y supervisión.
El estudio sugiere que existe una asociación significativa entre el consumo de suplementos y la adicción a la actividad física. La realización compulsiva de ejercicio se caracteriza por la falta de control y la dependencia psicológica, donde los suplementos pueden convertirse en una herramienta que refuerce la percepción de que son indispensables para rendir adecuadamente.
A pesar de los riesgos asociados, Martín recuerda que la suplementación no es negativa en sí misma. Suplementos como la cafeína o los geles de carbohidratos tienen respaldo científico en su uso adecuado. «El problema surge cuando la suplementación sustituye una alimentación correcta o se asocia a conductas de riesgo, como la adicción al ejercicio», concluye, subrayando que la suplementación debe basarse en la evidencia científica y estar supervisada por profesionales cualificados.
