Desviar la mirada durante una conversación es un gesto que puede tener múltiples interpretaciones, según la psicología. Este comportamiento, a menudo considerado como un signo de incomodidad o distracción, puede revelar emociones y significados más profundos que a simple vista pueden pasar desapercibidos.
¿Por qué desviamos la mirada?
La psicóloga Lara Ferreiro explica que «las personas que se sienten incómodas en una interacción social tienden a desviar la mirada para reducir la ansiedad». Este fenómeno es más común cuando se interactúa con desconocidos o en situaciones de alto estrés emocional. De hecho, un estudio publicado en el Journal of Behavioral Research and Therapy revela que el 85% de los participantes que experimentaban culpa o vergüenza tendían a evitar el contacto visual en conversaciones sobre temas personales o incómodos.
Además, desviar la mirada puede ayudar a concentrarse mejor en lo que se va a decir o cómo se piensa responder. «Mirar hacia un lado permite acceder a diferentes sistemas de memoria, un fenómeno conocido como lateralidad ocular», añade Ferreiro. Mirar hacia la izquierda puede asociarse con recordar eventos pasados, mientras que mirar hacia la derecha se relaciona con la construcción de ideas nuevas.
Factores psicológicos y culturales
Desviar la mirada también puede ser un mecanismo de autoprotección emocional en situaciones que generan vulnerabilidad o juicio. Las personas con ansiedad social, por ejemplo, suelen evitar el contacto visual para protegerse de sentirse evaluadas. Este comportamiento puede indicar que la persona se siente abrumada emocionalmente y necesita desconectar.
Las normas culturales influyen en cómo interpretamos el contacto visual. En muchas culturas asiáticas, evitar el contacto visual directo se considera un signo de respeto, mientras que en las occidentales puede interpretarse como inseguridad. Curiosamente, desviar la mirada también puede ser una señal de atracción; cuando alguien se siente atraído, puede hacer contacto visual, pero luego desviarlo como un intento inconsciente de ocultar sus emociones.
La complejidad de desviar la mirada radica en que su significado varía según el contexto y el estado emocional de cada individuo. «Es fundamental no prejuzgar a alguien que desvía la mirada», concluye Lara Ferreiro. «Si este comportamiento no es habitual en la persona con la que estamos hablando, podría indicar algo más serio y oculto, lo que requiere nuestra atención hacia su lenguaje no verbal».
En resumen, el gesto de desviar la mirada es mucho más que una simple falta de educación; es un reflejo de múltiples factores psicológicos y culturales que pueden influir en nuestras interacciones diarias.
