Una alimentación variada y equilibrada es esencial en todas las etapas de la vida y puede prevenir enfermedades como el sobrepeso, la obesidad o problemas cardiovasculares. La Fundación Española de Nutrición (FEN) ha lanzado la guía ‘Tu elección saludable’, donde desmiente varios mitos alimentarios arraigados en la sociedad, especialmente el que relaciona el consumo de cerveza con la obesidad abdominal.
Mitos alimentarios comunes
Uno de los mitos más extendidos es que «la miga engorda más que la corteza del pan». Sin embargo, los expertos de la FEN explican que es un concepto erróneo. La miga del pan, al ser más blanda, contiene más agua y, por tanto, su aporte calórico es menor que el de la corteza, que es más densa y contiene más nutrientes.
Otro mito a desmentir es que “el pan integral tiene menos calorías que el blanco”. Según la FEN, 100 gramos de pan blanco aportan 277 kilocalorías frente a las 250 kilocalorías del pan integral, aunque este último tiene más fibra, lo que provoca mayor saciedad. No obstante, algunos panes integrales pueden contener azúcares y grasas añadidas que alteran su valor nutricional.
Además, se aclare que “las espinacas aportan mucha energía” es una creencia popular errónea. Este alimento, que fue promocionado en la serie de dibujos animados de Popeye, ofrece solo 31 kcal por cada 100 gramos, lo que subraya la importancia de incluirlas en la dieta por su alto contenido en micronutrientes, y no por su capacidad energizante.
La barriga cervecera y otros mitos
La idea de que la barriga cervecera es consecuencia directa del consumo de cerveza es igualmente engañosa. Según los nutricionistas, el aumento de peso en esta zona no se debe exclusivamente a la ingesta de cerveza, que representa un porcentaje mínimo de la ingesta calórica diaria. Los hábitos alimentarios inadecuados, un estilo de vida sedentario, el tabaquismo y factores genéticos son los verdaderos responsables de la obesidad abdominal.
Por otro lado, se ha discutido la idea de que “las conservas de verduras no son saludables”. La FEN aclara que, si bien pueden contener sodio y azúcares, estos se pueden reducir al enjuagar las verduras antes de consumirlas. Las conservas son una alternativa práctica y nutritiva, especialmente frente a los platos precocinados, que suelen ser menos sanos.
En relación con el consumo de fruta, se ha dicho que “la fruta engorda más si se toma como postre”, lo cual es falso. La FEN recomienda consumir al menos cinco piezas de fruta y verdura al día, independientemente del momento del día en que se ingieran, ya que su valor calórico permanece constante.
Por último, se menciona que “después de la leche no se puede tomar zumo de naranja porque se corta”, un mito que carece de fundamento, puesto que la acidez del estómago es superior a la del zumo.
En conclusión, es vital desmentir estos mitos alimentarios para fomentar una dieta más saludable y consciente. La educación nutricional puede ser clave para prevenir enfermedades y mejorar la calidad de vida.
