Las creencias limitantes que arrastramos desde la infancia pueden tener un impacto profundo en nuestra vida adulta, afectando nuestro bienestar emocional y físico. La médico y coach Mapi Pérez destaca cómo pensamientos como «no soy suficiente» o «si me equivoco, fracasaré» se convierten en cadenas invisibles que condicionan nuestras decisiones y relaciones.
Estas ideas, que a menudo surgen en momentos críticos, no son meras reflexiones; son creencias arraigadas que se instalan en nuestra mente cuando somos demasiado jóvenes para cuestionarlas. Según el libro Las creencias limitantes de Sara Aranda, estas convicciones se forman en la infancia y responden a experiencias dolorosas, moldeando nuestra percepción del mundo y de nosotros mismos.
El impacto físico de las creencias
Mapi Pérez observa que estas creencias limitantes pueden manifestarse a nivel físico, obstaculizando decisiones importantes en la vida de sus pacientes. «El cuerpo no distingue entre lo real y lo imaginado», explica, indicando que una simple idea puede desencadenar ansiedad, fatiga o incluso dolor. Un estudio publicado en la revista Personality and Individual Differences respalda esta afirmación, revelando que las creencias sobre uno mismo adquiridas en la infancia son predictores directos del bienestar en la vida adulta.
El vínculo entre nuestras creencias y nuestro estado emocional es innegable. La forma en que pensamos sobre nosotros mismos influye en cómo interpretamos el mundo y cómo enfrentamos los retos.
Rompiendo las cadenas de las creencias limitantes
El primer paso para transformar estas creencias es identificarlas. Mapi Pérez menciona que la mayoría de ellas comparten una raíz común: el miedo, ya sea al rechazo, al error o al juicio. Aunque pueden parecer mecanismos de autoprotección, en realidad actúan como frenos para nuestro crecimiento personal.
La buena noticia es que estas creencias se pueden reprogramar. El proceso comienza con la toma de conciencia, cuestionando y sustituyendo estas ideas limitantes por creencias potenciadoras. Para ello, Mapi Pérez recomienda ejercicios de escritura, afirmaciones positivas y el trabajo en consulta para aquellos que enfrentan bloqueos más profundos. «No se trata de ignorar el miedo, sino de aprender a caminar con él», afirma.
El artículo científico citado también resalta la importancia de entrenar la flexibilidad cognitiva, una habilidad clave para desmontar esquemas limitantes. Esta capacidad nos permite observar situaciones desde diferentes ángulos, abrirnos a nuevas interpretaciones y desafiar viejos guiones mentales.
Cuando cambiamos nuestras creencias, también cambia nuestra relación con el mundo. Por tanto, la transformación personal no proviene de la suerte o de factores externos, sino de un profundo trabajo interno donde se generan los pensamientos que repetimos en silencio.
