La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurológico degenerativo que afecta a más de 7 millones de personas en todo el mundo, de las cuales más de 150 000 se encuentran en España. Esta patología provoca la degeneración y muerte de las neuronas dopaminérgicas, lo que conlleva a la aparición de síntomas motores y no motores que afectan gravemente la calidad de vida de los afectados. Un reciente estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de York, en Toronto, ha revelado que bailar una vez a la semana podría detener la progresión de estos síntomas.
Los beneficios del baile en pacientes con Parkinson
La enfermedad de Parkinson presenta una rápida progresión de la disfunción motora en los primeros 5 años tras su diagnóstico. Además de los síntomas motores, esta enfermedad afecta áreas como el estado de ánimo y la calidad de vida de los pacientes. Aunque ya existían estudios que destacaban los beneficios de la actividad física, como caminar o realizar ejercicios de equilibrio, el enfoque de este estudio ha sido singular al centrarse en el baile.
Los investigadores canadienses explican que «la danza ofrece un entorno agradable y multidimensional enriquecido, donde la participación proporciona a los bailarines las herramientas necesarias para mejorar aspectos que contribuyen a mitigar los síntomas motores». Esta práctica no solo favorece la movilidad, sino que también mejora el estado emocional de los participantes.
El estudio incluyó a 32 personas diagnosticadas con Parkinson. De ellas, 16 participaron en una clase semanal de una hora y veinticinco minutos durante tres años. Las sesiones comenzaban con música en directo, seguido de ejercicios en barra y culminando con el baile, en el que los participantes debían aprender una coreografía para una actuación.
Resultados prometedores en la investigación
Los resultados del seguimiento son alentadores, ya que «la tasa diaria de disminución motora fue cero en los bailarines», lo que significa que no hubo deterioro motor en este grupo. Por el contrario, el grupo de 16 pacientes que no asistieron a las clases de baile mostró la disminución motora esperada a lo largo de los tres años.
No solo los síntomas motores, como temblores e inestabilidad, se mantuvieron estables, sino que también los aspectos no motores de la vida diaria no mostraron deterioro durante el mismo período. Este hallazgo sugiere que la práctica regular del baile podría ser una herramienta eficaz y agradable para ayudar a los pacientes con Parkinson a mejorar su calidad de vida y a frenar el avance de la enfermedad.