Eliminar los malos olores del hogar es una necesidad común, pero recurrir a aromatizantes como velas o ambientadores puede ser perjudicial para la salud. Un estudio realizado por la Universidad de Purdue ha encontrado que estos productos liberan sustancias tóxicas que contaminan el aire interior de las viviendas, generando riesgos para la salud respiratoria.
Los investigadores Nusrat Jung y Brandon Boor crearon un ‘mini laboratorio doméstico’ para analizar el impacto de los productos de uso cotidiano en la calidad del aire. Este entorno controlado, que simula una vivienda típica, permitió medir la emisión de nanopartículas durante el uso de ceras aromatizadas y otros productos perfumados. Los resultados mostraron que los ambientadores, limpiadores y desodorantes liberan rápidamente partículas de escala nanométrica, comparables a las generadas por los motores de los vehículos.
Riesgos de los ambientadores y alternativas sostenibles
Según el informe publicado en la revista American Chemical Society, el uso de ceras aromatizadas genera emisiones de terpenos, compuestos químicos responsables de los aromas. Este crecimiento de partículas puede ser perjudicial, ya que estas son lo suficientemente pequeñas como para penetrar profundamente en los pulmones. En contraste, las velas sin aromatizantes no producen estas partículas, lo que las convierte en una opción más segura para el hogar.
Un informe previo de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ya había alertado sobre los peligros de algunos ambientadores, que pueden liberar más benceno que el tabaco y empeorar la calidad del aire en el hogar. Para aquellos que buscan alternativas, las velas de cera de abeja se presentan como una solución sostenible y libre de toxinas. Estas velas se elaboran de manera natural, sin ingredientes químicos, lo que las hace biodegradables y menos perjudiciales para el medio ambiente.
Otras alternativas naturales para el hogar
Además de las velas de cera de abeja, existen otras opciones naturales que pueden ayudar a eliminar los malos olores. La lavanda, por ejemplo, es un ambientador natural que puede utilizarse de diversas formas, como en aceites esenciales diluidos en agua o en bolsitas secas para armarios, ahuyentando además a las polillas. Otras plantas como la manzanilla y la menta también ofrecen propiedades aromáticas y medicinales, contribuyendo a mejorar el ambiente del hogar.
Por último, aunque todas estas alternativas son efectivas, nada sustituye la importancia de ventilar la casa. Abrir ventanas durante diez a quince minutos al día renueva el aire y reduce la concentración de dióxido de carbono y otras partículas dañinas, contribuyendo a un ambiente más saludable.
Con esta información, es evidente que prestar atención a lo que utilizamos en nuestros hogares es crucial para garantizar un entorno saludable y libre de tóxicos.
