La crisis provocada por los incendios en Galicia y Castilla y León ha llevado al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a interrumpir sus vacaciones en Lanzarote para realizar una visita a las zonas devastadas, más de diez días después de que se iniciaran los primeros focos. Esta decisión no ha estado exenta de controversia, ya que numerosos vecinos han denunciado sentirse abandonados por el Ejecutivo en un momento tan crítico.
Sánchez aterrizó en el aeropuerto de Vigo y se trasladó en helicóptero a Orense, donde fue recibido por el presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, y el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. En el Centro de Coordinación Operativo Contraincendios, Sánchez lanzó un mensaje orientado a la creación de un “gran pacto de Estado” para abordar la emergencia climática, solicitando la implicación de partidos, administraciones, sindicatos, empresas y sociedad civil.
A continuación, el presidente se dirigió a Villablino, en León, donde fue recibido por Alfonso Fernández Mañueco, presidente de la Junta de Castilla y León. Acompañado de la directora de Protección Civil, Virginia Barcones, y el presidente de la Diputación de León, Gerardo Álvarez Courel, recorrió algunas de las áreas calcinadas en Orallo. Durante esta visita, mostró apoyo institucional y anunció la intención de mejorar la coordinación entre administraciones.
Sin embargo, lo que ha marcado esta visita ha sido la ausencia de un contacto directo con los vecinos afectados por las llamas. La decisión de evitar la interacción con quienes han perdido sus hogares ha generado una oleada de críticas, recordando situaciones similares en visitas anteriores de Sánchez a otras regiones afectadas por desastres naturales. Los vecinos, que han visto cómo el fuego ha arrasado sus propiedades y negocios, no tuvieron la oportunidad de expresar sus quejas o recibir ayuda directamente del presidente.
A pesar de que la visita pretendía proyectar un mensaje de unidad frente a la crisis climática, la falta de contacto con los afectados ha contribuido a la percepción de un presidente distante, más centrado en las instituciones que en las personas que sufren la tragedia en primera persona.
Los incendios continúan activos en varias provincias del noroeste de España, con miles de hectáreas consumidas por las llamas y decenas de localidades evacuadas. Los equipos de extinción trabajan incansablemente para controlar un fuego que avanza sin tregua. En este contexto, la decisión de Sánchez de evitar a los damnificados ha abierto un nuevo frente político, donde la oposición critica la falta de sensibilidad y cercanía del Gobierno en un momento de crisis.