El pasado 15 de octubre de 2023, un motín en un centro de menores no acompañados en Valencia derivó en una agresión a cuatro trabajadores, quienes denunciaron que el altercado fue provocado por la insatisfacción de los jóvenes con la comida servida. Según el testimonio de los empleados, el incidente tuvo lugar durante la cena, cuando un grupo de hasta 40 menores comenzó a protestar y a manifestar su descontento, culminando en agresiones y destrozos en las instalaciones.
Los trabajadores explicaron que la situación se descontroló rápidamente, con menores lanzando platos de comida a la basura sin haberlos probado y golpeando mesas. «Nosotros somos auxiliares de contención educativa, no vigilantes de seguridad, pero tuvimos que intervenir para separar a los más agresivos», relató uno de los afectados. Las quejas sobre la cena parecían centrarse en que los jóvenes consideraban que «la comida era una mierda», a pesar de que el menú consistía en un primer plato de verduras con pollo y patatas, seguido de pescado con arroz tres delicias.
Los cuatro empleados agredidos sufrieron lesiones y algunos necesitaron atención médica. En respuesta a la violencia, se ha presentado una denuncia formal, incluyendo un parte de lesiones y fotografías de los daños. A raíz de este incidente, los trabajadores han sido apartados temporalmente del centro, aunque siguen cobrando, lo que ellos consideran una maniobra para justificar un despido improcedente.
El ambiente de tensión no es nuevo en este centro, que alberga a decenas de menores extranjeros no acompañados. Los trabajadores afirman que este tipo de conflictos se repiten con frecuencia, destacando la existencia de un grupo que busca generar confrontaciones. «Encima que se les acoge y se les da todo, lo mínimo sería un poco de gratitud», lamentaron, enfatizando la sensación de desamparo que sienten ante la falta de apoyo.
La comunidad vecinal también se ha pronunciado, ya que el centro ha sido objeto de quejas por los disturbios que afectan la convivencia en la zona. Algunos residentes aseguran que desde su apertura, los altercados han sido habituales y piden a las autoridades una solución que garantice la seguridad tanto de los trabajadores como del vecindario.
Mientras se investiga el incidente, los empleados afectados esperan poder volver a su puesto, pero temen represalias. «Nos están culpando de una situación que nosotros no provocamos. Solo intentamos proteger a los menores y evitar que la violencia fuera a más», concluyeron.