El auge de la xenofobia en España se ha visto impulsado por la retórica de los políticos, especialmente por el partido Vox, que ha experimentado un notable crecimiento en el último año. Este partido ha abandonado los gobiernos autonómicos y ha radicalizado aún más su discurso, lo que le ha permitido casi duplicar sus estimaciones de escaños en las encuestas, acercándose a los 50 diputados y convirtiéndose en el partido más popular entre los jóvenes.
La estrategia de Vox de activar el miedo a la inmigración ha resultado efectiva, incluso en un contexto donde la incertidumbre interna del partido se ha intensificado, con purgas continuas y un rechazo creciente a las políticas arancelarias del expresidente estadounidense Donald Trump, que perjudican a muchos de sus votantes. Sin embargo, resulta desconcertante el seguidismo del PP, que ha optado por una postura de silencio ante esta situación.
El peligro del discurso antiinmigración
Los partidos conservadores a menudo se ven tentados a presentar una versión diluida de las propuestas de la ultraderecha, pero la evidencia indica que esta estrategia puede resultar fatal para su futuro político. Según los politólogos Antonia May y Christian Czymara, el intento de los partidos tradicionales de recuperar el apoyo de votantes nacionalistas mediante un discurso antiinmigración suave coloca la identidad nacional excluyente en el centro del debate público.
Las encuestas revelan que esta actitud intolerante, aunque camuflada, es compartida por casi la mitad de la ciudadanía europea, lo que representa un gran beneficio para los populistas de derecha y un perjuicio considerable para otros partidos, incluidos aquellos que no se consideran populistas. Este fenómeno no es nuevo en el continente, donde algunos países han visto un aumento alarmante de la retórica xenófoba, como es el caso de Alemania y Dinamarka, con picos significativos en la última década.
La situación actual en España
A pesar de este contexto preocupante, España se ha mantenido como uno de los países europeos con menor discurso excluyente entre las élites políticas desde 1990. La política española ha logrado mantenerse relativamente libre de discursos xenófobos, a diferencia de lo que se ha observado en Países Bajos, Suecia y la Hungría de Viktor Orbán.
Sin embargo, los recientes incidentes en localidades como Torre Pacheco y Jumilla este verano indican un cambio en la percepción pública. A pesar de los desafíos, España cuenta con un nivel de tolerancia hacia la diversidad que es casi único a nivel global, resultado de su “flexibilidad cultural” y su posición intermedia entre el individualismo de los países del norte y el colectivismo del sur global.
Es fundamental que España no pierda esta característica por la búsqueda de un puñado de votos. La xenofobia no surge de manera espontánea; es, en gran medida, el resultado de la palabra y las acciones de sus políticos. La sociedad española aún tiene la oportunidad de mantener su legado de tolerancia y diálogo, evitando caer en la trampa de la intolerancia que ya ha afectado a otros países europeos.