La Unión Europea ha decidido posponer, por séptima vez, la votación sobre el reconocimiento del euskera, el catalán y el gallego como lenguas oficiales de la institución. Este nuevo retraso se dio a conocer el pasado viernes durante el Consejo de Asuntos Generales celebrado en Bruselas, donde los ministros europeos manifestaron sus preocupaciones respecto a las implicaciones legales y financieras que podría acarrear esta reforma.
El debate en torno a la oficialidad de estas lenguas ha sido complicado, con cerca de una decena de países expresando su rechazo y los servicios legales del Consejo planteando reservas. La situación ha llevado a que esta petición, presentada por España hace ya dos años, siga sin avanzar. Según ha informado Europa Press, antes de la reunión, varios ministros ya habían anticipado sus dudas, argumentando que no era el momento adecuado para tomar una decisión sin una evaluación de impacto que abordara sus inquietudes.
Posicionamiento del Gobierno español
El secretario de Estado español de la UE, Fernando Sampedro, ha defendido la postura de su país, asegurando que España ha respondido a todas las dudas políticas, económicas y jurídicas planteadas en el debate. En este sentido, Sampedro ha instado a sus socios a «no secuestrar o retrasar» la decisión sobre la oficialidad de las lenguas en cuestión.
En un informe publicado por Bruselas en 2023, se indicaba que para determinar el coste definitivo de la oficialidad sería necesario evaluar el personal que se tendría que contratar, así como identificar las herramientas de inteligencia artificial que podrían facilitar las tareas de traducción, además de establecer un periodo de transición antes de la implementación.
Reacciones desde el Gobierno vasco
La vicelehendakari primera y consejera de Cultura y Política Lingüística del Gobierno vasco, Ibone Bengoetxea, ha calificado la decisión como «incomprensible». En declaraciones recogidas por EFE, Bengoetxea ha destacado que la oficialidad de estas lenguas es un asunto de «justicia, igualdad y respeto a los derechos lingüísticos de millones de ciudadanos europeos». A pesar de este nuevo revés, ha reafirmado el compromiso del Ejecutivo vasco de seguir trabajando en todos los frentes hasta conseguir que el euskera sea una lengua oficial en Europa.
La situación actual refleja las tensiones y los desafíos que enfrenta la Unión Europea en su intento de reconocer y proteger la diversidad lingüística dentro de su territorio. A medida que avanzan las negociaciones, la esperanza de los defensores de estas lenguas sigue viva, a pesar de los obstáculos que se presentan en el camino hacia su reconocimiento oficial.