La ministra de Igualdad, Ana Redondo, ha denunciado la «inhumanidad» y el «desprecio absoluto a los derechos fundamentales» del líder de Vox, Santiago Abascal, tras sus recientes declaraciones en las que instaba a hundir el barco de rescate de la ONG Open Arms. Este mensaje se produjo el pasado miércoles en la red social ‘X’, donde Abascal calificó al buque como un «barco de negreros», generando un fuerte rechazo entre miembros del Gobierno y la sociedad civil.
Redondo expresó su indignación en un mensaje que publicó el viernes, afirmando que «la inhumanidad, el desprecio absoluto a los derechos fundamentales de las personas y el odio al diferente son posiciones políticas ilegítimas que no caben en nuestra Constitución, ni en nuestra democracia, ni en nuestra convivencia». Esta contundente respuesta refleja un creciente consenso en torno a la necesidad de defender los valores democráticos y humanitarios en el contexto de la crisis migratoria.
Reacciones del Gobierno y la sociedad civil
Las declaraciones de Abascal han suscitado una ola de críticas por parte de varios miembros del Gobierno. El ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, calificó sus palabras de «discurso de odio», mientras que la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, hizo un llamado a «más humanidad» frente a los «raudales de odio» que emanan de Vox.
La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Sara Aagesen, también condenó la «frivolidad» de Abascal, y el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, le acusó de ser «fascista» por sus declaraciones. En este contexto, el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, recordó que Open Arms es una «organización humanitaria que rescata personas en el mar», planteando una pregunta provocativa: ¿pediría Abascal hundir el barco si rescatara a sus propios familiares?
La defensa de Open Arms
Desde Open Arms, la reacción fue igualmente firme. La organización afirmó que «ser el objetivo del odio de según quién es un orgullo» y reafirmó su compromiso de continuar trabajando «frente al miedo y frente al odio». Este tipo de retórica no solo pone en tela de juicio la moralidad de las declaraciones de Abascal, sino que también subraya la importancia del trabajo humanitario en un contexto político cada vez más polarizado.
Las palabras de Redondo y las reacciones de sus compañeros de Gobierno enfatizan la necesidad de una respuesta humanitaria ante la crisis migratoria y el papel esencial que juegan las ONG como Open Arms en la salvaguarda de vidas en el mar. La discusión sobre los derechos de los migrantes y la responsabilidad de los países en su rescate sigue siendo un tema candente en la política española.