La falta de acceso a conexiones de internet estables en Cervantes, donde el **90 %** de las viviendas carece de este servicio, ha complicado drásticamente la comunicación entre los vecinos. Esto se traduce en una dependencia de los teléfonos móviles que se limita a ciertos espacios, como es el caso de Esther Díaz, una residente de la aldea.
Díaz comparte su experiencia: «Sólo puedo hablar por teléfono desde el balcón». Este lugar se ha convertido en su único punto de acceso para recibir llamadas, lo que pone de manifiesto las dificultades que enfrentan los habitantes. La situación es especialmente preocupante para aquellos con familiares mayores, como la madre de Esther, que requiere atención constante. «Si le pasa algo, no puede avisarnos», lamenta la vecina, resaltando el riesgo que implica esta falta de comunicación.
Una situación similar afecta a otras aldeas de la comarca, donde la infraestructura de telecomunicaciones es insuficiente o inexistente. La llegada de la fibra óptica a estas localidades es una demanda urgente, pero hasta el momento, los avances han sido escasos. Según datos de **La Voz**, el problema se ha vuelto aún más evidente en la actualidad, ya que las tecnologías de comunicación son esenciales para mantener el contacto con el exterior.
La dificultad para comunicarse no solo afecta a los residentes en términos de seguridad, sino también en su vida diaria y social. Muchas personas se sienten aisladas debido a la falta de conexión, lo que limita su acceso a servicios básicos y su capacidad para interactuar con el mundo digital.
Para abordar esta problemática, es fundamental que las autoridades competentes consideren inversiones en infraestructura que permitan mejorar la conectividad en estas zonas. Las soluciones deben ser prioritarias para garantizar que todos los ciudadanos, independientemente de su ubicación, tengan acceso a los servicios de comunicación necesarios para su bienestar.
El caso de Cervantes es un claro ejemplo de cómo la tecnología puede influir en la calidad de vida de las personas. Sin una conexión adecuada, la vida en estas aldeas sigue siendo un reto constante, lo que afecta no solo la comunicación familiar, sino también la capacidad de los vecinos para participar plenamente en la sociedad moderna.
