La economía europea ha crecido apenas un 0,1% en el segundo trimestre de 2023, un avance que se ve claramente lastrado por la debilidad de la industria alemana. Según datos de Eurostat, el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) de la zona euro contrasta drásticamente con el de España, que ha alcanzado un 0,7% en el mismo período, multiplicando por siete el crecimiento de la región.
La atonía económica que vive Europa es resultado de múltiples factores, entre ellos la guerra en Ucrania y la reciente guerra comercial impulsada por Estados Unidos, cuyas consecuencias son aún inciertas. Alemania, como principal motor económico del continente, se ha visto especialmente afectada. La industria, que representa la esencia de su economía, está operando por debajo de los niveles anteriores a la pandemia, lo que ha desencadenado una crisis estructural.
Impacto de la industria alemana en Europa
El sector manufacturero de Alemania ha sufrido un duro golpe y se encuentra en una situación crítica. En junio, el índice de producción se situó en 90,2 puntos, una cifra que no se había visto desde octubre de 2020, evidenciando la gravedad de la crisis industrial que enfrenta el país. En este contexto, el PIB alemán se contrajo un 0,1% entre abril y junio, una corrección a la baja que refleja un deterioro en la economía.
El impacto de esta debilidad se ha extendido a otras economías europeas, especialmente a aquellos países más integrados en las cadenas de valor alemanas. Eslovaquia, Hungría y la República Checa han visto descender su producción manufacturera, al igual que Irlanda, que experimentó un sorprendente retroceso del 11,3% en junio. Este último descenso se debe en parte a su elevada dependencia de las exportaciones hacia Estados Unidos.
Consecuencias de la guerra comercial y el futuro incierto
La situación se complica aún más para países como Italia, que ha replicado los números alemanes, con un crecimiento del 0,3% hasta marzo y una contracción del 0,1% en los tres meses siguientes. Las tensiones comerciales con Estados Unidos han llevado a una reducción en las exportaciones, lo que ha afectado negativamente el crecimiento económico de estos países.
A pesar de que en el primer trimestre del año se había observado un incremento en la actividad económica, impulsado por compras anticipadas para evitar aranceles, el segundo trimestre ha traído consigo una «resaca» económica. La falta de esas compras ha resultado en una menor contribución del sector exterior al crecimiento, reflejando una realidad preocupante para la economía europea en su conjunto.
En conclusión, la debilidad de la industria alemana no solo afecta a Alemania, sino que también arrastra al resto de Europa hacia un estancamiento económico. La incertidumbre en el horizonte plantea serios retos para la recuperación de la economía europea.