La aduana de Beni Enzar, que estuvo cerrada durante seis años y medio hasta su reapertura el 15 de enero de 2023, sigue sin novedades a la espera de que Marruecos cumpla su palabra y reanude las operaciones comerciales. Desde su apertura, las limitaciones han sido notables, ya que las importaciones de frutas, verduras y pescado estaban restringidas, mientras que las exportaciones se limitaban a electroddomésticos y artículos de menaje del hogar.
Enrique Alcoba, presidente de la Confederación de Empresarios de Melilla (CEME), ha expresado su frustración ante la situación actual, señalando que este no es el funcionamiento que se había conocido durante más de un siglo. Según Alcoba, las condiciones actuales benefician principalmente a Marruecos, lo que atribuye a la falta de negociación efectiva por parte del Gobierno español, en particular del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, y del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. En declaraciones anteriores, Alcoba ha criticado la falta de avances desde la Reunión de Alto Nivel entre España y Marruecos en abril de 2022.
Desde la reapertura de la aduana, solo han llegado un par de camiones diarios de pescado, y las importaciones de frutas y verduras han sido escasas. Para las exportaciones, la cifra se ha mantenido en dos camiones diarios de productos del hogar, muy por debajo de lo habitual. Esta situación ha llevado a quejas entre los empresarios y agentes de aduana, quienes consideran que el cierre actual es incomprensible, especialmente porque durante un siglo, la Operación Paso del Estrecho (OPE) y las operaciones de la aduana han coexistido sin problemas.
La aduana marroquí anunció a principios de julio que no habría más importaciones ni exportaciones a través de Beni Enzar hasta la conclusión de la OPE, que está programada para el 15 de septiembre. A pesar de la falta de comunicación oficial por parte de la Delegación del Gobierno y de la aduana española, los agentes de aduana han manifestado su preocupación. En este contexto, Antonio Mena, presidente del Colegio de Agentes de Aduana de Melilla, ha afirmado que el cierre de la aduana está afectando gravemente a las operaciones comerciales, aunque no ha podido cuantificar el impacto económico exacto que enfrentan.
La situación actual plantea interrogantes sobre la viabilidad de las relaciones comerciales entre Melilla y Marruecos y la necesidad de buscar soluciones efectivas para reactivar la aduana en un futuro cercano. Mientras tanto, los agentes y empresarios seguirán esperando noticias sobre la reapertura, con la esperanza de que se restablezcan las condiciones comerciales que habían caracterizado la aduana de Beni Enzar.