El Partido Popular (PP) ha decidido centrar la próxima sesión de control al Gobierno en los sobres con dinero en efectivo que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) entregó a José Luis Ábalos y a Koldo García. Esta estrategia busca crear un ambiente tenso y «indigesto» para el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en un contexto marcado por las graves acusaciones de corrupción que rodean a su partido.
La dirección nacional del PP ha instruido a su grupo parlamentario para que modifique parte de las preguntas que se plantearán en el Congreso, enfocándolas en el escándalo de los sobres, que, según un informe de la Unidad Central Operativa (UCO), involucran grandes cantidades de dinero. La decisión de no forzar un pleno monográfico sobre este tema responde a la afirmación de que «España es mucho más que la corrupción de su Gobierno», según fuentes del partido.
Sin embargo, el PP considera que el asunto de los sobres marcará la sesión parlamentaria, especialmente con la próxima declaración de Ábalos y Koldo García ante el juez en una semana. En este sentido, los populares han instado a Sánchez a demostrar la legalidad de sus operaciones financieras, sugiriendo que sería «un fantástico momento» para que el presidente muestre los recibos de las retiradas de efectivo de sus cuentas.
Un alto cargo del PP anticipa que la sesión de control se convertirá en un «combate de barro» entre el Gobierno y la oposición, con acusaciones mutuas de financiación ilegal que no dejarán claro un ganador o perdedor, destacando que en este escenario, Vox podría salir beneficiado.
La sesión de control, programada para mañana, se prevé como un enfrentamiento cargado de tensión, donde las palabras y los reproches serán las armas utilizadas por ambas partes. La situación pone de relieve la creciente polarización política en España, donde los escándalos de corrupción continúan siendo un tema candente en la agenda pública.
El PP, por su parte, está decidido a aprovechar esta oportunidad para poner en tela de juicio la integridad del Gobierno socialista, en un intento de capitalizar el descontento ciudadano hacia la corrupción. Con este telón de fondo, la política española se adentra en una fase de intensificación de los debates y las acusaciones, donde cada palabra puede tener un peso significativo en el futuro político del país.
