Desde el apagón general que tuvo lugar a finales de abril de 2023, un 47% de los jóvenes españoles de entre 18 y 29 años ha comenzado a mantener más efectivo en casa. Este dato se extrae del V Barómetro sobre la necesidad de permanencia del dinero en efectivo, elaborado por GAD3 y Denaria. La investigación pone de manifiesto un cambio significativo en la conducta financiera de este grupo demográfico, impulsado por la inseguridad económica y las dificultades en el acceso a servicios bancarios.
Un comportamiento extendido entre diferentes edades
El comportamiento de guardar más efectivo no es exclusivo de los jóvenes, aunque se reduce en otras franjas de edad. Así, un 42% de los encuestados entre 30 y 44 años también ha adoptado esta práctica, seguido por un 30% en adultos de 45 a 59 años, y solo un 26% en mayores de 60 años. En líneas generales, el 35% de la población española ha comenzado a almacenar más efectivo en sus hogares desde el apagón eléctrico.
Según Narciso Michavila, presidente de GAD3, este cambio no representa una alteración significativa para las personas mayores, ya que el uso del efectivo era habitual en su vida cotidiana. La encuesta, realizada a finales de septiembre a unas 1 000 personas, sugiere que la percepción sobre el efectivo como un medio de pago indispensable sigue siendo alta, con ocho de cada diez entrevistados defendiendo esta idea.
Dificultades en el uso del efectivo
A pesar de la tendencia al alza en el uso del efectivo, más de la mitad de los encuestados, un 59%, reconoce que su uso ha enfrentado más dificultades en el último año. Los principales obstáculos incluyen el cierre de oficinas bancarias y cajeros, mencionados por el 52%39%% de los encuestados, y las comisiones aplicadas por su uso, que preocupa al 43%%.
Adicionalmente, el límite de 1 000 euros para pagos en efectivo y la nueva Ley de Vivienda, que impide pagar el alquiler en metálico, también han sido factores que limitan el uso del efectivo. Denaria denuncia que “el entorno operativo para acceder y usar el dinero físico se está restringiendo progresivamente”.
A pesar de estas complicaciones, el efectivo sigue siendo considerado un recurso crucial en la economía diaria. Así, el 93%% de los encuestados defiende que garantizar su uso debe ser obligatorio, y el 88%% de quienes utilizan principalmente tarjeta reconocen su utilidad en situaciones de emergencia.
La introducción del euro digital genera preocupación entre la población. Un 56%% de los españoles no ha oído hablar de esta iniciativa y existe la percepción de un incremento en el control gubernamental sobre los pagos, con un 80%% de los encuestados viendo esta tendencia como posible. Se teme que el euro digital podría eventualmente reemplazar al dinero físico, aunque muchos lo consideran un complemento.
Javier Rupérez, presidente de Denaria, expresa dudas sobre el nuevo proyecto, cuestionando qué beneficios adicionales podría ofrecer al sistema ya digitalizado. Por último, Michavila menciona que en Alemania existe una mayor sensibilidad hacia la protección de la privacidad respecto al uso de monedas digitales, lo que podría influir en las medidas del Banco Central Europeo. El futuro del euro digital es incierto, pero las discusiones actuales se centran en asegurar que sus mecanismos de control no vulneren la privacidad ciudadana.
