En los últimos días, el centro penitenciario de Botafuegos, ubicado en Algeciras (Cádiz), ha sido escenario de una tragedia tras el fallecimiento de dos internos. Según un comunicado del sindicato Acaip-UGT, ambos decesos se deben al consumo de una nueva droga impregnada en papeles que está circulando en varias cárceles españolas.
Este nuevo tóxico, que se presenta en forma de papeles tratados con sustancias altamente peligrosas, incluye compuestos como el fentanilo y productos químicos industriales, como rociadores de llantas. Los internos suelen mezclar esta droga con tabaco para fumarla o inhalarla, lo que provoca un grave deterioro de la salud.
El sindicato ha alertado de que estos peligrosos materiales se introducen en el centro penitenciario utilizando métodos tradicionales, como la paquetería y la correspondencia escrita. Según Acaip-UGT, la falta de medios de control hace que sea «imposible de detectar» para los trabajadores del centro. En el día en que se produjo el primer fallecimiento, tres internos del mismo módulo presentaron síntomas similares, lo que añade gravedad a la situación.
«Hace casi dos años denunciamos en prensa el consumo de este tóxico, señalando a la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias para que adoptaran medidas», expresa el sindicato, que critica la «pasividad y falta de capacidad para gestionar las cárceles españolas». La situación en el sistema penitenciario ha alcanzado niveles alarmantes, y la aparición de estas nuevas drogas representa un desafío urgente para la administración.
La comunidad penitenciaria, así como los familiares de los internos, exigen respuestas y acciones concretas para prevenir futuras tragedias. La creciente popularidad de estas sustancias en el entorno penitenciario pone en evidencia la necesidad de un control más riguroso y de medidas efectivas para proteger la salud de los internos y del personal.