Chile celebra este domingo, 15 de octubre de 2023, la primera vuelta de unas elecciones presidenciales en un contexto de creciente inseguridad y un sistema de voto obligatorio. La crisis de delincuencia ha marcado la campaña, convirtiendo la seguridad y la migración en los temas centrales del debate electoral. La derecha, con al menos dos candidatos con posibilidades de avanzar a la segunda vuelta, ha logrado capitalizar el descontento de la ciudadanía.
Según los sondeos, la candidata oficialista, Jeannette Jara (Unidad por Chile, centroizquierda), y el ultraderechista José Antonio Kast (Partido Republicano), son los principales contendientes para definir la presidencia en un eventual balotaje el 14 de diciembre de 2024. Otros candidatos de derecha, como Evelyn Matthei (Chile Vamos, centroderecha) y Johannes Kaiser (Partido Nacional Libertario), también tienen la posibilidad de sorprender y entrar en la segunda vuelta.
Una ciudadanía preocupada por la seguridad
La situación de seguridad en Chile es alarmante. En 2024, se registraron 1 207 homicidios, un incremento del 176 por ciento en la última década. En el primer semestre de este año, se documentaron 511 homicidios, siendo el uso de armas de fuego el método más común. Estos datos han llevado a que la percepción de inseguridad se convierta en un tema prioritario para los electores. Según un estudio de la consultora estadounidense Gallup, el 61 por ciento de los chilenos no se siente seguro al caminar por la noche, posicionando al país entre los seis con mayor sensación de inseguridad a nivel mundial.
Las propuestas de los candidatos para abordar la inseguridad son diversas. Kast, por ejemplo, busca tipificar como delito el ingreso irregular al país, mientras que Matthei propone implementar tecnología de reconocimiento facial en espacios públicos y aumentar la capacidad carcelaria. En este sentido, el debate se ha centrado en cómo endurecer las penas y fortalecer las fuerzas de seguridad, aunque muchos candidatos no han presentado planes concretos para abordar la crisis de manera efectiva.
Impacto de la migración en la agenda electoral
La migración también ha tomado protagonismo en la campaña. Según el Censo de 2024, el 8,8 por ciento de la población en Chile es extranjera, y se estima que alrededor del 20 por ciento de estos se encuentra en situación migratoria irregular. Candidatos como Kast y Matthei han expresado su intención de «cerrar las fronteras» y han propuesto medidas drásticas como deportaciones masivas. Sin embargo, Chile cuenta con 7 800 kilómetros de frontera terrestre y 6 400 kilómetros de costa, lo que complica la implementación de un cierre físico efectivo.
La dinámica política actual refleja un ciclo conservador que se observa en diversas partes del mundo, donde se prioriza el orden y la seguridad por encima de las agendas progresistas. La cientista política Javiera Arce menciona que esta tendencia se ha vuelto evidente en Chile, donde el debate sobre seguridad y migración ha tomado el centro del escenario, a pesar de que la economía del país muestra signos de recuperación.
Los últimos datos económicos revelan que el índice de actividad económica creció un 3,2 por ciento interanual en septiembre, lo que sugiere un desempeño positivo en comercio y servicios. Sin embargo, estos logros no han sido parte integral de la campaña electoral, que ha estado dominada casi por completo por la inseguridad y la migración irregular, beneficiando a la oposición.
Alrededor de 15,7 millones de chilenos están habilitados para votar, incluidos 885 940 migrantes residentes en el país. Esta elección también verá la renovación de 23 de los 50 miembros del Senado y la totalidad de los 155 escaños de la Cámara de Diputados. Si ningún candidato obtiene más del 50 por ciento de los votos, los dos más votados pasarán a la segunda vuelta, que se celebrará el 14 de diciembre de 2024, y el próximo presidente asumirá el 11 de marzo de 2026 por un período de cuatro años.
