Este sábado, Alicante ha celebrado el 60 aniversario de Cáritas Diocesana de Orihuela-Alicante, una organización emblemática que promueve la solidaridad y el apoyo a los más desfavorecidos, sin distinción de religión o procedencia. La conmemoración ha sido una oportunidad para resaltar la importancia de la dignidad humana, un principio que esta entidad ha defendido desde su creación.
La celebración comenzó a las 10:30 horas con una chocolatada popular en la Plaza del Ayuntamiento de Alicante, animada por la Colla de Nanos i Gegants. Posteriormente, se celebró una Eucaristía de acción de gracias en la Concatedral de San Nicolás, presidida por el obispo José Ignacio Munilla. La jornada culminó con una Gala de Clausura en el Auditorio de la Diputación (ADDA), donde se reunió un amplio espectro de la comunidad, incluyendo representantes institucionales, voluntarios y miembros de las distintas Cáritas parroquiales.
Un legado de amor y compromiso social
El director ejecutivo de Cáritas Diocesana de Orihuela-Alicante, Víctor Mellado, subrayó la importancia de estos 60 años de amor por los demás. “Es fundamental mostrar cómo Cáritas está siempre al lado de quienes más lo necesitan”, declaró Mellado en una entrevista. Aunque la labor de reparto de alimentos es la más conocida, el trabajo de Cáritas va mucho más allá, abarcando planes de empleo, formación y otros proyectos que a menudo son menos visibles.
Actualmente, la organización cuenta con 137 Cáritas Parroquiales y más de 1 370 voluntarios, quienes dedican su tiempo y esfuerzo a la atención de los más vulnerables. En el último año, Cáritas ha registrado unos ingresos de 7 969 924 euros, una cifra crucial para sostener sus programas de atención y promoción social, gracias al apoyo de donantes, empresas e instituciones.
Una historia de solidaridad desde sus inicios
La historia de Cáritas Diocesana se remonta a los años cuarenta, mucho antes de su constitución oficial en 1965 por el obispo Barrachina. En un contexto de pobreza y necesidad en la posguerra, el Secretariado Diocesano de Caridad comenzó a organizar la ayuda a los más vulnerables, destacando la acogida de niños austriacos afectados por la Segunda Guerra Mundial. Este gesto solidario marcó el inicio de una larga trayectoria de apoyo y compromiso con los necesitados.
A lo largo de las seis décadas, Cáritas ha adaptado su misión a los nuevos retos sociales, brindando apoyo a migrantes, personas sin hogar y jóvenes en riesgo. Mellado enfatizó que “Dios nos pide que estemos al lado de quienes más lo necesitan”, y destacó la existencia de tres centros para personas sin hogar en la diócesis, así como equipos de calle que trabajan en las principales ciudades para ayudar a quienes viven en la calle.
Cáritas no solo se centra en la distribución de alimentos, sino que también desarrolla programas de acogida y acompañamiento, ayuda a facilitar el acceso a un empleo digno y está presente en territorios afectados por emergencias climáticas y crisis humanitarias. “En un contexto de polarización, Cáritas nos recuerda que lo realmente importante es mirar a la persona a los ojos y apoyarnos unos a otros”, concluyó Mellado, reafirmando el compromiso de la organización con su misión.
