La tensión en el ámbito aéreo venezolano ha aumentado tras la reciente decisión de la administración de Donald Trump de designar al Cartel de los Soles como organización terrorista internacional. Esta medida se basa en la afirmación de que dicha organización es liderada por el presidente Nicolás Maduro. Desde Washington, se sostiene que, a raíz de esta calificación, la Casa Blanca dispone de «todas las herramientas disponibles para proteger la seguridad nacional y negar financiación y recursos a los narcoterroristas».
Impacto en el espacio aéreo venezolano
La amenaza de Washington repercute directamente en la operativa aérea de Venezuela. En su programa televisivo de la noche del lunes, Maduro afirmó: «A Venezuela no la va a detener ninguna guerra psicológica», en un intento por desestimar la presión externa. Sin embargo, la situación ha llevado a la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) a justificar las medidas «temporales» que han adoptado diversas aerolíneas. Estas decisiones son el resultado de «rigurosos análisis de riesgo» y no excluyen la posibilidad de reanudar operaciones cuando las condiciones lo permitan.
La IATA ha solicitado al Palacio de Miraflores mayor cooperación y claridad respecto a los criterios de evaluación de seguridad del Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC). Además, la asociación ha subrayado su disposición para mantener canales abiertos que garanticen la protección de pasajeros y tripulaciones, aunque ha advertido que el regreso a las actividades debe cumplir estrictamente con la normativa vigente de seguridad.
Suspensiones de vuelos por parte de aerolíneas
Tras el comunicado de la IATA, Latam Airlines, la mayor aerolínea de América Latina, confirmó la suspensión de sus vuelos hacia Venezuela. La compañía se comprometió a monitorear la situación a diario para mantener informados a sus pasajeros sobre posibles cambios. Esta situación refleja el impacto de la crisis política en el sector aéreo, que se suma a la compleja realidad que enfrenta el país sudamericano.
La incertidumbre en el espacio aéreo de Venezuela continúa, y las decisiones de las aerolíneas serán cruciales en el corto plazo. La presión internacional y las tensiones políticas definirán el futuro de las operaciones aéreas en esta región.
