Dora Alcover está llevando a cabo un ambicioso reto: cruzar Europa caminando en tacones con el objetivo de recaudar 15.000 € para combatir la trata de mujeres con fines de explotación sexual. Desde el 6 de febrero, ha recorrido un total de 1.687 kilómetros y se encuentra actualmente a mitad de camino de su destino final, Rumanía, partiendo desde Barcelona.
Lo que hace que esta travesía sea aún más singular es que Dora nunca había caminado más de 15 kilómetros seguidos antes de embarcarse en esta aventura. Su equipaje es sencillo: un carrito de bebé, una garrafa de agua, algo de ropa y dos pares de tacones de repuesto. La elección de los tacones no es casual; para ella, representan un símbolo de empoderamiento femenino. “Puede que algunos lo juzguen o lo encuentren ridículo, pero yo reivindico nuestro derecho a vivir como queramos”, afirma.
Un tributo a su madre
Dora decidió emprender este viaje en memoria de su madre, quien falleció cuando ella tenía apenas 10 años. “Ella siempre encontraba lo bueno en las peores situaciones y sabía que algún día debía encontrar un proyecto para transformar todo lo que me pasó en algo positivo”, explica. A lo largo de su vida, Dora ha sentido una profunda conexión con las mujeres que sufren violencia sexual y ha querido hacer algo significativo para ayudarles.
La trata de personas es un problema complejo que afecta especialmente a mujeres jóvenes y menores, convirtiendo a Rumanía en un importante origen de víctimas. Según la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (APRAMP), España es uno de los principales países de tránsito y destino para la trata con fines de explotación sexual. Desde 2013, la Policía ha liberado a 1.685 víctimas de trata sexual en España, la mayoría extranjeras.
Colaboración con expertos
Para llevar a cabo su misión, Dora se ha asociado con Iana Matei, fundadora de Reaching Out Romania, una organización que se dedica a asistir a mujeres rescatadas de redes de tráfico sexual. Iana fue pionera en poner nombre a la trata en Rumanía a finales de los años 90 y ha dedicado su vida a ayudar a estas mujeres. “Lo que sí puedo hacer es algo que gane atención y después desviar esa atención hacia lo que es verdaderamente importante”, señala Dora, quien ha recaudado hasta ahora 5.966 € a través de crowdfunding.
El enfoque de Iana Matei se centra en la prevención, asegurándose de que las niñas estén escolarizadas y educadas para que sean menos manipulables. En sus casi tres décadas de experiencia, ha visto cómo las tácticas de los traficantes han cambiado, pero la vulnerabilidad de las víctimas sigue siendo la misma. “Los traficantes reclutan a niñas de entre 11 y 15 años y las explotan hasta que cumplen 18. Es entonces cuando muchas son enviadas a Europa”, explica Iana.
Dora comenzó su travesía en el barrio de la Sagrada Familia de Barcelona, el lugar donde sus padres se conocieron, y su ruta sigue el camino inverso que muchas mujeres captadas por redes de trata recorren hacia su explotación. “Quiero lanzar un mensaje sobre la sexualización del cuerpo femenino”, dice Dora, quien busca utilizar su experiencia para mantener viva la conversación sobre este tema crucial.
A lo largo de su viaje, Dora ha encontrado apoyo en muchas personas, incluso en ancianas en Italia que la animan con palabras de aliento. A pesar de los desafíos, como haber destrozado dos pares de tacones y haber sido mordida por un perro, su motivación sigue intacta. “Cuando voy sola, pienso en mi madre y en el propósito del proyecto, y eso me hace sentirme segura. Tengo muchas ganas de ver el final y de hacerlo por las niñas que son víctimas de todo esto”, concluye.