El pasado 21 de agosto de 2025, se registró un fuerte sismo de magnitud 7,5 en el pasaje de Drake, en las aguas situadas entre la Antártida y el Cabo de Hornos, en el extremo sur de Chile. Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, el temblor ocurrió a las 22:16 hora local (02:16 GMT del 22 de agosto) a una profundidad de 10,8 kilómetros.
El Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile también confirmó el sismo, indicando que su magnitud fue de 7,6 en la escala de Richter, con el epicentro localizado a 258 kilómetros al noroeste de la Base Frei en la Antártida chilena. Este evento sísmico ha generado preocupación debido a su potencial impacto en la región.
En respuesta a la situación, el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada de Chile emitió una alerta de tsunami menor para las costas de la Antártida chilena, recomendando a las autoridades locales un estado de «precaución». Las olas podrían alcanzar las bases Prat y O’Higgins, lo que llevó al Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred) a aconsejar a la población que evacue las playas y zonas costeras, así como áreas de riesgo como humedales y desembocaduras de ríos.
Este terremoto resalta la actividad sísmica habitual en la región, que es conocida por su vulnerabilidad a movimientos tectónicos. Las autoridades continúan monitoreando la situación y han instado a la población a mantenerse informada sobre posibles réplicas y medidas de seguridad.
Las instituciones científicas y de seguridad se han coordinado para proporcionar información actualizada a la población y garantizar la seguridad en la región. La comunidad internacional observa con atención este fenómeno geológico, que recuerda la importancia de estar preparados ante desastres naturales en áreas propensas a sismos.