Una mujer en Valencia vivió una experiencia aterradora cuando fue retenida por su expareja durante casi dos días. El incidente comenzó el 9 de agosto, cuando la víctima aceptó una invitación a comer de su exnovio, un hombre de 39 años con quien había tenido una relación anteriormente. Tras una comida aparentemente normal, todo cambió drásticamente cuando ella le indicó que tenía que irse a trabajar.
En un giro inesperado, el hombre cerró la puerta con llave, impidiéndole salir, y la amenazó de muerte con un cuchillo si no aceptaba retomar la relación. En un acto de control extremo, le confiscó el teléfono móvil, las tarjetas bancarias y la ropa, obligándola a llamar a su jefe para informar que no podría acudir a trabajar debido a una indisposición.
Un infierno de coerción y humillación
La mujer, temiendo por su vida, obedeció las órdenes de su expareja. Durante las siguientes horas, la situación se tornó aún más aterradora: él la ató de pies y manos con bridas y la amordazó para evitar que pidiera ayuda. Ni siquiera durante las comidas la liberaba, limitando su libertad de movimiento. Solo le soltaba una mano por la noche, atándola a la pata de la cama con una cuerda larga.
El domingo, mientras el hombre salió a comprar comida, la víctima quedó inmovilizada, soportando un trato humillante y continuas amenazas. La situación se prolongó hasta la mañana del lunes, cuando logró encontrar una oportunidad para escapar. Aprovechando que su agresor no estaba en casa, consiguió liberarse de las ataduras y salió corriendo descalza por la calle, pidiendo auxilio a gritos. Finalmente, llegó a un lugar seguro desde donde pudo alertar a la Policía Nacional.
Detención y medidas cautelares
Los agentes atendieron su denuncia y, poco después, localizaron al sospechoso en su domicilio. El hombre fue detenido como presunto autor de un delito de malos tratos en el ámbito de la violencia de género. La víctima relató con detalle las casi 48 horas que pasó retenida, sufriendo amenazas de muerte y un trato degradante.
Según ha informado la policía, la autoridad judicial ha establecido una orden de alejamiento y la prohibición de cualquier comunicación entre el detenido y la mujer. Este caso subraya la gravedad de la violencia de género y la importancia de la protección a las víctimas en situaciones de riesgo.