El conflicto en Ucrania continúa intensificándose, y las últimas negociaciones entre el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y el mandatario estadounidense, Donald Trump, han puesto de relieve la complejidad de la situación. Durante su encuentro en la Casa Blanca, Zelenski señaló que Trump no le garantizó el suministro de misiles de largo alcance Tomahawk, aunque tampoco lo descartó.
Zelenski, en una entrevista posterior con el programa ‘Meet The Press’ de NBC News, expresó su inquietud: «Para ser sincero, es bueno que el presidente Trump no haya dicho que no, pero hoy tampoco ha dicho que sí». Este encuentro se dio en un contexto de creciente presión sobre Ucrania para obtener armamento que le permita hacer frente a las agresiones rusas.
El presidente ucraniano había llegado a Washington con la esperanza de obtener una luz verde para la transferencia de misiles Tomahawk, una medida que Trump había sugerido previamente como una forma de forzar a Rusia a negociar. Sin embargo, tras una llamada telefónica con Vladimir Putin antes de su reunión con Zelenski, Trump pareció reconsiderar su postura.
Avance militar ruso y respuesta ucraniana
En el ámbito militar, Rusia lanzó la noche anterior una ofensiva que incluyó tres misiles antiaéreos S-300 y 164 drones contra Ucrania. La Fuerza Aérea ucraniana reportó que sus defensas lograron derribar o neutralizar 136 de esos drones, destacando la efectividad de su respuesta ante la amenaza. La situación en el terreno sigue siendo tensa, con múltiples ataques en diversas localizaciones del país.
Zelenski también respaldó el mensaje de Trump sobre la necesidad de un alto al fuego inmediato, afirmando que «debemos detenernos donde estamos». Esta declaración se produjo después de que Trump señalara que «ya se ha derramado suficiente sangre» y sugiriera que era momento de buscar una solución pacífica al conflicto.
Desafíos y prioridades para Ucrania
Durante su visita a la Casa Blanca, Zelenski también presentó a Trump mapas con posibles objetivos en Rusia, que identifican puntos de presión en la defensa y economía militar rusa. Esta estrategia busca obligar a Putin a poner fin a la guerra, reflejando el nivel de desesperación de Ucrania ante la falta de apoyo militar decisivo.
Trump, por su parte, se mostró reacio a suministrar los misiles Tomahawk, afirmando que no es fácil proporcionar cantidades masivas de armas muy potentes y que espera que la guerra pueda finalizar sin necesidad de recurrir a tales medidas. «Quiero lograr la paz en Ucrania… pero esta será la guerra número nueve», indicó el presidente estadounidense, reconociendo las dificultades inherentes al proceso de mediación.
Además de la situación militar, líderes políticos y empresariales de Portugal, Estonia y Ucrania han discutido en Lisboa la necesidad de acelerar la recuperación de Ucrania, destacando la importancia de construir infraestructuras como escuelas y hospitales tras la devastación causada por el conflicto.
El clima de incertidumbre persiste mientras ambos líderes continúan buscando una salida a un conflicto que ha tenido repercusiones significativas tanto en Europa como a nivel global.