Desarrollos recientes100,000 personas se manifestaron en Londres el 13 de septiembre de 2025, respaldando a Tommy Robinson, un influyente líder de la extrema derecha británica. Robinson, cuyo verdadero nombre es Stephen Yaxley-Lennon, se ha convertido en un símbolo de la creciente normalización del odio y la islamofobia en el Reino Unido.
Impacto inmediato: La marcha no solo refleja el descontento social, sino que también atrae la atención de figuras internacionales como Elon Musk y Steve Bannon. Robinson ha capitalizado la frustración de muchos ciudadanos, presentándose como un mártir de la «libertad de expresión» mientras acumula condenas por violencia y fraude.
Contexto actual: Desde el referéndum del Brexit, el Reino Unido ha enfrentado una creciente fractura social, impulsada por la inflación y el desempleo. Este clima ha creado un terreno fértil para discursos que ofrecen chivos expiatorios, con Robinson señalando a los inmigrantes como responsables de los problemas del país.
El reciente aumento de protestas, como las que se producen frente a hoteles que albergan refugiados, pone de manifiesto cómo un caso aislado se convierte rápidamente en prueba de una «invasión musulmana». Este tipo de retórica se asemeja a estrategias empleadas por otros líderes populistas en Europa y Estados Unidos, como Éric Zemmour y Donald Trump.
Necesidad de respuestas: La magnitud de la marcha indica que el fenómeno no es marginal; se trata de un movimiento capaz de influir en el debate público y presionar a partidos políticos tradicionales a endurecer su retórica. Ignorar el ascenso de Robinson y su base de seguidores puede tener consecuencias graves para la cohesión social en el Reino Unido.
Las autoridades y los expertos advierten que es crucial combatir esta narrativa de odio mediante una educación cívica robusta, la lucha contra la desinformación en redes sociales y respuestas políticas que aborden las necesidades de las clases trabajadoras. La frustración social necesita ser canalizada hacia soluciones constructivas, no hacia discursos que solo generan división.
El futuro del Reino Unido está en juego. La normalización de figuras como Robinson no es un fenómeno pasajero, sino un reflejo de un vacío que la política convencional aún no ha logrado llenar. La presión por soluciones efectivas es más urgente que nunca.