El expresidente francés Nicolás Sarkozy, de 70 años, ha comenzado este martes su condena de cinco años de prisión tras ser hallado culpable de financiación ilegal de su campaña electoral en 2007 mediante fondos libios. Este hecho marcó un hito en la política francesa, ya que Sarkozy se convierte en el primer exmandatario del país en cumplir una pena de cárcel.
En la mañana de su ingreso, Sarkozy salió de su residencia en el corazón de París, acompañado por su esposa, Carla Bruni. Al llegar a la entrada del centro penitenciario La Santé, fue recibido por un grupo de curiosos que aguardaban para presenciar un momento que quedará grabado en la memoria colectiva del país. La despedida entre Sarkozy y su mujer fue especialmente emotiva y se convirtió en el foco de atención de los medios.
Condiciones de vida en prisión
Las condiciones en las que vivirá el expresidente han suscitado un amplio debate. Según fuentes de medios parisinos, Sarkozy ocupará una celda de nueve metros cuadrados, que cuenta con baño privado, ducha integrada, minibar, escritorio y televisión. Sorprendentemente, dispondrá de un teléfono fijo que podrá utilizar las 24 horas del día, un privilegio que no es habitual para los reclusos comunes.
Por motivos de seguridad, el exmandatario estará aislado de otros presos en una celda diseñada para prisioneros considerados ‘vulnerables’. Además, tendrá acceso a una biblioteca y contará con un espacio específico para realizar ejercicio físico, condiciones que contrastan notablemente con las que viven la mayoría de los reclusos.
Sarkozy también podrá recibir hasta tres visitas semanales, a diferencia de otros prisioneros que solo tienen derecho a una. En una reciente entrevista con el diario Le Figaro, el exlíder reveló que planeaba llevar consigo tres libros para entretenerse durante su estancia, destacando ‘El Conde de Montecristo’, una novela que narra la historia de un joven injustamente encarcelado que busca venganza.
Propuestas legales y futuro incierto
A pesar de su situación actual, Sarkozy ha decidido recurrir la sentencia y sus abogados han solicitado su puesta en libertad. Un miembro de su equipo legal ha indicado que el expresidente podría pasar entre tres semanas y un mes en prisión antes de que el tribunal decida sobre su demanda de libertad provisional.
Este caso ha captado la atención no solo de Francia, sino del mundo entero, ya que representa la caída de una figura política que ha tenido un impacto significativo en la historia reciente del país. La expectativa sobre el desenlace de su apelación continúa aumentando, así como el interés por los detalles de su vida tras las rejas.