El anuncio de nuevos aranceles por parte del presidente estadounidense Donald Trump ha generado una oleada de inquietud en los mercados financieros, que han respondido con caídas significativas y un debilitamiento del dólar. Esta medida, que afecta a 69 países y a la Unión Europea, establece un mínimo del 10% en los gravámenes, aumentando la presión sobre una economía global que ya mostraba signos de debilidad.
La orden ejecutiva firmada en la noche del jueves entra en vigor el próximo 7 de agosto y se produce en un contexto de enfriamiento de la economía estadounidense. Según analistas de DWS, el impacto negativo se siente especialmente en EE UU, donde se prevé que el crecimiento en sectores protegidos por estas tarifas se vea afectado, reduciendo la eficiencia en la producción y el empleo.
La reacción de los mercados ha sido contundente: las Bolsas europeas cerraron la semana con caídas superiores al 2%, mientras que el rendimiento de la deuda se redujo y el dólar se debilitó frente al euro, que se apreció un 1,1%, alcanzando las 1,15 unidades. Esta situación es reflejo de una creciente fragilidad en el mercado laboral estadounidense, que ha comenzado a mostrar un frenazo significativo en la creación de empleo.
Impacto en la economía y el empleo
Los datos más recientes indican que en el mes de julio, la creación de nuevos puestos de trabajo se limitó a 73.000, muy por debajo de las expectativas de 104.000 según Bloomberg. Esta cifra es aún más alarmante teniendo en cuenta la revisión a la baja de los datos anteriores: los 139.000 empleos inicialmente estimados para mayo fueron corregidos a solo 19.000, y los 147.000 de junio a apenas 14.000. Este deterioro en las cifras del empleo pone de manifiesto una realidad económica más compleja de lo que se había anticipado.
El impacto también se ha dejado sentir en la industria, donde la incertidumbre sobre el efecto real de los nuevos aranceles sobre la confianza empresarial y la producción es palpable. La presión sobre los mercados financieros se ha intensificado, con el Euro Stoxx 50 cayendo un 3% y el S&P 500 descendiendo más de un 1%. La rentabilidad de los bonos estadounidenses ha mostrado una caída notable, con el bono a dos años bajando 23 puntos básicos hasta el 3,7%.
Posibles acciones de la Reserva Federal
La situación actual del mercado laboral abre la puerta a una posible respuesta más contundente por parte de la Reserva Federal. Recientemente, la institución, presidida por Jerome Powell, decidió mantener las tasas de interés sin cambios, aunque los analistas ya anticipan un recorte en septiembre, seguido de otros dos en octubre y diciembre. La presión ejercida por Trump contra la Fed ha aumentado, instando a la reducción de tipos de interés para estimular la economía.
En una entrevista reciente, Trump se mostró optimista y aseguró que la imposición de aranceles «va muy bien, va como la seda», a pesar de la creciente oposición y las complicaciones que su administración enfrenta. Las tarifas que entrarán en vigor no son necesariamente definitivas, ya que el presidente ha dejado abierta la posibilidad de negociar y ajustar los términos en función de las circunstancias.
El futuro del comercio global parece incierto. Los acuerdos previos, incluido el alcanzado con la Unión Europea, podrían ser revisados a voluntad del presidente, lo que añade aún más incertidumbre a las relaciones comerciales internacionales. La reacción de otros países, como Suiza e India, que ya están pidiendo abrir negociaciones, refleja la preocupación que se ha generado en torno a este nuevo régimen arancelario.
Lo que está claro es que, independientemente de las posibles modificaciones en el horizonte, el sistema de comercio mundial ha cambiado de forma drástica en un corto período de tiempo. Según Josh Lipsky, director del centro de estudios geoeconómicos del think tank Atlantic Council, «no hay vuelta al viejo sistema de hacer negocios». Este cambio representa un desafío significativo que podría tener repercusiones duraderas en la economía global.