El verano de 2025 ha dejado un rastro de devastación en la Península Ibérica, con más de 400.000 hectáreas quemadas. En este contexto, la noticia de que la Unión Europea podría eliminar los fondos LIFE, destinados a la conservación de la naturaleza, añade un peso adicional a una situación ya crítica. Este posible recorte se plantea justo cuando la necesidad de financiación para la recuperación de ecosistemas se vuelve más urgente que nunca.
Los proyectos LIFE han sido fundamentales desde su creación en 1992, durante la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, diseñados para apoyar a los países miembros en la conservación de la biodiversidad. Más de 5.000 iniciativas han beneficiado de estos fondos, que ascienden a 800 millones de euros anuales. España, en particular, ha sido uno de los países más beneficiados, con un total de 5.450 millones de euros en seis años.
Impacto de la posible eliminación de los fondos LIFE
La posible desaparición o reducción de estos fondos ha generado preocupación en el ámbito conservacionista. Según algunas voces expertas, esta decisión podría estar relacionada con la necesidad de financiar compras de armamento que el presidente estadounidense Donald Trump exige a la UE. Aunque esta conexión no se puede confirmar, la implicación es clara: priorizar la defensa a expensas de la conservación.
Las organizaciones conservacionistas han expresado su preocupación por la falta de claridad en el nuevo borrador del presupuesto comunitario. Aunque actualmente los fondos LIFE podrían continuar como parte de una ventanilla verde dentro de un fondo más amplio de “competitividad”, muchos consideran que esto podría diluir su eficacia y el apoyo a proyectos específicos.
La Comisión Europea, a través de la vicepresidenta Teresa Ribera, ha intentado asegurar que estos fondos permanezcan, pero la incertidumbre persiste. Ribera ha reconocido que la situación está en el aire y depende de las negociaciones en el Consejo y el Parlamento de la UE, donde no todos los representantes están comprometidos con la defensa del medio ambiente.
Consecuencias del verano catastrófico
A medida que se intensifican las llamas, la fauna autóctona, como el oso pardo cantábrico, el lince ibérico y el quebrantahuesos, enfrenta un futuro incierto. Un informe preliminar de SEO/BirdLife indica que más de la mitad de las tierras arrasadas son hábitats de especies protegidas, con devastadoras consecuencias para su supervivencia. La situación es alarmante, ya que el 100% del territorio del urogallo cantábrico ha sido consumido por el fuego.
La situación climática ha sido identificada como un factor clave en estos incendios, con condiciones que son hasta 40 veces más probables debido al cambio climático. Además, el abandono rural y la falta de gestión adecuada de los bosques han contribuido a agravar la crisis. La Junta de Castilla y León ha destinado 114 millones de euros para ayudar a las familias afectadas, pero no se han implementado medidas específicas para proteger la naturaleza.
El futuro de la conservación en Europa parece sombrío si la UE decide reducir su compromiso financiero con proyectos que han demostrado ser eficaces en la recuperación de especies y ecosistemas. La eliminación de los fondos LIFE no solo afectaría a la biodiversidad, sino que también podría tener repercusiones graves en la lucha contra el cambio climático y la conservación de nuestros recursos naturales.
La situación es crítica y la decisión que tome la UE en los próximos meses será determinante para el futuro de la naturaleza en Europa.