En pleno mes de agosto, cuando las playas de Galicia se llenan de bañistas, surge un debate en A Coruña sobre la posibilidad de permitir el acceso de perros a la arena, aunque solo en horarios concretos, como al amanecer o al atardecer. Esta propuesta ha llegado al Ayuntamiento y busca encontrar un equilibrio en un conflicto que año tras año divide a la ciudad entre quienes defienden la presencia de mascotas en la playa y aquellos que consideran que deben ser excluidas.
Los defensores de la idea argumentan que los perros no deberían estar limitados a disfrutar del mar solo en invierno. “No molestan a nadie si van controlados y con correa; además, la playa es un lugar perfecto para que se ejerciten”, afirma un propietario de mascotas. Quienes apoyan esta medida citan ejemplos de otras ciudades donde la convivencia entre bañistas y animales ha sido exitosa, comparando la prohibición de perros en la playa con la injusticia de prohibir a los niños jugar con cubos y palas.
Por otro lado, muchos bañistas ven la playa como un espacio de paz y tranquilidad. En este sentido, argumentan que no todos los dueños cumplen con las normas y que la presencia de perros puede romper la armonía del lugar. “No me apetece estar tumbada y pensar en lo que hay bajo la arena”, expresa una asidua visitante de la playa de Riazor, subrayando que un descuido podría arruinar un día de relax bajo el sol.
La normativa actual es clara: en la mayoría de las playas urbanas está prohibida la presencia de perros durante la temporada de baño, y las sanciones por incumplimiento pueden ser severas. Sin embargo, la propuesta de establecer franjas horarias específicas busca acercar posturas, permitiendo que los perros puedan disfrutar de la playa en las primeras horas del día, cuando esta aún está vacía, y reservando el resto del tiempo exclusivamente para los bañistas.
En localidades como Santander, esta fórmula ha sido implementada con notable aceptación, lo que genera esperanza entre los proponentes de la medida en A Coruña. Sin embargo, el simple planteamiento de esta propuesta ya ha encendido las redes sociales, donde se han desatado discusiones que combinan argumentos serios con memes y fotos de perros luciendo gafas de sol.
La pregunta que ahora flota en el aire es si A Coruña se atreverá a poner a prueba esta “convivencia por turnos” o si mantendrá una postura más estricta. Mientras tanto, las olas seguirán llegando puntuales a la costa, y el debate, como la marea, parece que no se retirará pronto.