El miércoles 24 de octubre, las fuerzas israelíes llevaron a cabo el arresto del alcalde de la ciudad de Bruqin, situada cerca del asentamiento ilegal de Brukhin, donde residen cientos de colonos. Esta detención se suma a una serie de ataques y secuestros que Israel ha intensificado contra autoridades palestinas en Cisjordania, un ciclo de violencia que se ha agravado desde agosto.
Entre los políticos palestinos arrestados recientemente se encuentran el alcalde de Qarawat Bani Hassan, Amin Abu Alia, y el alcalde de Al-Mughayyir, Tayseer Abu Sneineh, así como otros líderes locales. Además, el alcalde de Beita, Mahmoud Barham, y el concejal Jamil Dweikat fueron atacados en Habal Qamas. En paralelo, colonos israelíes han agredido a familias palestinas, utilizando violencia física y armada, como ocurrió el martes con un grupo de civiles que eran atacados mientras rendían homenaje a un hombre asesinado.
Expansión de asentamientos y tensiones internacionales
Esta escalada de violencia se produce mientras el ejército israelí intensifica su ofensiva en Gaza y el primer ministro Benjamin Netanyahu anuncia la expansión de asentamientos en Cisjordania, con más de 3 400 nuevas viviendas programadas. En este contexto, el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, se reunió a puerta cerrada con líderes de varios países árabes, incluyendo Qatar, Emiratos Árabes Unidos e Indonesia, para asegurarles que no permitirá la anexión de Cisjordania por parte de Israel.
El único que se pronunció públicamente sobre esta reunión fue el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan, quien la calificó de «fructífera». Sin embargo, los detalles de lo discutido siguen sin ser claros. Según informes, Trump presentó un plan de alto el fuego para Gaza, lo que refleja la compleja dinámica del imperialismo estadounidense, que se posiciona como mediador mientras mantiene una postura de defensa hacia Israel en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Complicidad y solidaridad internacional
A pesar de las denuncias contra Israel en la ONU, estas no han logrado detener los ataques contra los palestinos. La complicidad de la burguesía árabe se hace evidente: aunque condenan las acciones israelíes, mantienen relaciones políticas y diplomáticas con el estado sionista. La ministra adjunta de Asuntos Exteriores de los Emiratos Árabes Unidos, Lana Nusseibeh, advirtió que la anexión de Cisjordania sería una «línea roja», mientras su país es firmante de los Acuerdos de Abraham, que fortalecen las alianzas con Israel.
La creciente solidaridad internacional, sin embargo, se ha manifestado en acciones concretas. La reciente huelga general por Palestina en Italia forzó al gobierno a enviar barcos para escoltar a la Flotilla, y la lucha de estudiantes y estibadores en España ha llevado al gobierno de Pedro Sánchez a romper parcialmente los acuerdos militares con Israel. Cada vez más países condenan el genocidio en Gaza y los ataques a la Flotilla, mostrando un aumento en la solidaridad global hacia la causa palestina.
Solo a través de una lucha organizada de los trabajadores del mundo en defensa de Palestina y contra la complicidad de sus gobiernos con el sionismo se podrá lograr un cambio significativo. Es imperativo continuar generalizando y ampliando estos ejemplos de solidaridad para no solo detener el genocidio, sino también luchar por una Palestina libre desde el río hasta el mar.
