Sandro Giacobbe, una de las voces más emblemáticas de la balada romántica italiana, ha fallecido a los 75 años en su residencia de Cogorno, en el norte de Italia. El artista, que llevaba una década luchando contra un tumor que le impedía caminar, continuó en contacto con su público hasta donde su salud se lo permitió.
Reconocido por su estilo íntimo y su voz cálida, Giacobbe se convirtió en un fenómeno musical que trascendió fronteras. En la década de los 70, su música alcanzó gran popularidad en países como España, donde temas como Señora mía y El jardín prohibido se transformaron en himnos generacionales.
Un legado musical inquebrantable
En el año 2003, participó en el Festival de Viña del Mar, donde logró el segundo lugar con la canción E passa il tempo. Sin embargo, su esencia siempre estuvo ligada a sus grandes baladas que trataban sobre el amor, la culpa y el perdón, llenando teatros y programas de televisión con su emotividad.
La canción que perdurará como su legado eterno es El jardín prohibido. Este clásico, que aborda una infidelidad confesada, lo llevó a alcanzar el número uno en varios países y se ha convertido en un tema atemporal. Giacobbe entendía que su público ansiaba escuchar esas melodías que marcaban su vida sentimental, lo que lo llevó a interpretar incansablemente canciones como Nina, Señora mía, y Tú, mi cielo y mi alma.
Una despedida llena de cariño
Su última actuación en Madrid, en el teatro EDP Gran Vía, recibió una cálida acogida por parte del público, quienes confirmaron que su música seguía viva en el corazón de sus seguidores. A raíz de su fallecimiento, las redes sociales se han inundado de mensajes de tristeza y recuerdos nostálgicos por parte de fans de España, Italia y Latinoamérica, quienes han compartido vídeos, portadas y fragmentos de letras que marcaron su juventud.
Sandro Giacobbe transformó lo cotidiano en poesía y deja un repertorio inmortal que continuará resonando en las generaciones venideras.
