La migración se ha convertido en un tema central dentro de la Unión Europea, generando un cambio significativo en las posturas de los Estados miembros hacia políticas más restrictivas. En este contexto, el Gobierno de Pedro Sánchez se encuentra aislado al sostener una política más laxa en comparación con otros países como Italia, cuyo liderazgo bajo Giorgia Meloni ha promovido un endurecimiento de las normas migratorias.
Según el analista de la Unión Europea, Daniel Gil, el viraje hacia posiciones más duras en la política migratoria está alineado con un cambio en la percepción pública. «El ascenso de los partidos antiinmigración se ha reflejado en distintas capas de la sociedad, especialmente en naciones clave como España y Alemania», señala. Este cambio, que se remonta a la crisis de refugiados de 2015, ha sido ignorado por los partidos tradicionales, a pesar de las demandas de la población por un enfoque más estricto.
Un cambio de paradigma
Juan Carlos Girauta, eurodiputado de Vox, también ha observado este cambio en las capitales europeas. «La mayoría de los países están endureciendo sus políticas migratorias. Grecia ya no acepta solicitudes de asilo y Alemania aplica restricciones más severas», explica. Girauta destaca que España se está quedando sola en su enfoque «emocional y abierto», desfasado respecto a la tendencia general en Europa.
El eurodiputado critica la reticencia del Gobierno español a adoptar políticas de control fronterizo, sugiriendo que la actual postura es una reacción a la experiencia negativa de la «política de puertas abiertas» durante la crisis humanitaria en Siria. «Esa gestión fallida ha llevado a muchos países a adoptar un enfoque más restrictivo», añade.
Italia se posiciona como líder en la nueva política migratoria, con propuestas como la creación de centros de detención de migrantes en terceros países, como Albania. Esta idea ha sido aceptada por Bruselas y cuenta con el apoyo de varios socios europeos, mientras que España se opone abiertamente a esta estrategia, quedando aislada en el debate migratorio.
El futuro de la política migratoria en Europa
La Comisión Europea aboga por la entrada en vigor de un pacto migratorio para 2026, aunque fuentes indican que será necesario volver a negociar este acuerdo, que costó 15 años de arduas negociaciones entre los 27 Estados miembros. En este marco, España ha visto un aumento en las solicitudes de asilo, convirtiéndose en el nuevo destino prioritario en la UE. En mayo, se registraron más de 12.000 solicitudes en el país, lo que representa un cambio significativo en la dinámica migratoria.
El endurecimiento de políticas no solo se observa en Italia, sino también en otros países europeos. Dinamarca, bajo la dirección de su primera ministra, Mette Frederiksen, ha priorizado el endurecimiento de su política migratoria, mostrando un claro cambio en la dirección que se inició en 2015. Este país ha liderado iniciativas para modificar la Convención Europea de Derechos Humanos, buscando mayor margen para expulsar a inmigrantes con antecedentes delictivos.
Asimismo, el Gobierno griego ha recibido el respaldo del Parlamento para no analizar solicitudes de asilo de inmigrantes que hayan llegado irregularmente por mar desde el norte de África. Portugal también ha adoptado medidas similares, aprobando reformas en sus leyes de inmigración que incluyen la creación de una unidad policial específica para la expulsión de migrantes.
A pesar de que en 2024 se registraron aproximadamente 239.000 entradas irregulares, una reducción del 38% respecto al año anterior, las rutas del Mediterráneo Oriental y las Islas Canarias han visto un aumento en las llegadas. Este panorama demuestra que, mientras la mayoría de los socios europeos adoptan políticas más estrictas, España se queda sola en su postura frente a la migración.