El nuevo jefe del Ejército nigeriano, Waidi Shaibu, ha instruido a sus tropas para que enfrenten de manera decidida a los grupos terroristas que operan en el noreste del país. Esta instrucción se produce en un contexto alarmante, donde la población cristiana ha sido objeto de ataques sistemáticos en los últimos meses.
En un mensaje publicado en la red social X, Shaibu afirmó: «El Ejército nigeriano bajo mi mando no dejará piedra sin remover. Llevaremos esta lucha con energía renovada, un enfoque claro y total dedicación hasta poner fin a esta amenaza de una vez por todas». Sus palabras reflejan un firme compromiso por parte de la institución militar ante la creciente violencia que afecta a comunidades vulnerables en Nigeria.
Contexto de la violencia y la intervención internacional
Las declaraciones de Shaibu coinciden con la preocupación expresada por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, quien ha alertado sobre la crítica situación de los cristianos en Nigeria. Trump incluso ha insinuado la posibilidad de autorizar una operación militar estadounidense para intervenir en el país y proteger a esta población amenazada.
El nuevo líder militar ha visitado el estado de Borno, una de las regiones más afectadas por la violencia de grupos como Boko Haram y su escisión, el Estado Islámico de la Provincia de África Occidental (ISWAP). Durante su visita, Shaibu expresó que tiene un «renovado impulso» para hacer frente a estos desafíos, afirmando: «Lucharemos con firmeza hasta alcanzar la victoria total».
La situación en el noreste de Nigeria es crítica, con informes que indican un aumento en el número de ataques perpetrados contra comunidades cristianas. La intervención de la comunidad internacional se plantea como una opción necesaria para abordar un problema que ha perdurado durante años.
Las palabras de Shaibu y la posible intervención estadounidense abren un nuevo capítulo en la lucha contra el terrorismo en Nigeria, destacando la urgencia de actuar para proteger a los ciudadanos en riesgo y restaurar la paz en regiones devastadas por la violencia.
