El año 2022 se ha convertido en el más mortífero de la historia para los trabajadores humanitarios, con un total de 383 víctimas mortales, según datos de Naciones Unidas. Este alarmante récord se complementa con 125 secuestros y 45 detenciones de personal humanitario en diversas regiones del mundo. A raíz de esta situación, organizaciones como Save The Children y World Vision han denunciado la creciente impunidad y falta de protección para quienes dedican sus vidas a ayudar a los demás.
Con motivo del Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, Arantxa Osés, responsable de Política Exterior de Save The Children, ha manifestado que «la impunidad es la norma y los ataques contra trabajadores humanitarios ni se investigan ni se sancionan adecuadamente». Esta impunidad se ve reflejada en la realidad cotidiana de los cooperantes, quienes enfrentan constantes riesgos en su labor.
Una crisis sin precedentes
La directora de Comunicación de World Vision, Eloísa Molina, ha señalado que la labor humanitaria se encuentra ante una «triple crisis»: ataques permanentes al personal, recortes en la financiación y la erosión de la confianza en el sistema. Estos factores han llevado a que muchas organizaciones no puedan entregar la ayuda humanitaria necesaria a aquellos que más la requieren.
La mayoría de las víctimas han sido atacadas mientras cumplían con sus obligaciones laborales o en sus propios hogares. David del Campo, director de comunicación de Plan Internacional, ha afirmado que «ya hay muchos sitios en los que una bandera blanca no significa nada», citando lugares como Gaza, Sudán, Etiopía o Líbano como algunos de los más peligrosos para los trabajadores humanitarios. En estas regiones, los cooperantes no solo luchan por salvar y proteger otras vidas, sino que también deben esforzarse por proteger la suya propia.
Un aumento preocupante de las víctimas
En lo que va del año 2023, ya se han reportado 265 muertes de trabajadores humanitarios, lo que representa un incremento del 54% respecto al año anterior. Osés ha vinculado este aumento directamente con el conflicto en Gaza, donde hasta la fecha las fuerzas israelíes han causado la muerte de 173 cooperantes.
Si la situación no experimenta cambios significativos, es probable que la cifra de muertes supere la del año pasado, lo que pone de manifiesto la urgencia de abordar esta crisis humanitaria. Desde Plan Internacional subrayan que la labor humanitaria no es una actividad voluntaria, sino una necesidad imperante, y que los cooperantes que han perdido la vida lo han hecho como resultado de ataques, disparos o bombardeos, y no de forma accidental.